La experta en historia analiza cómo ha cambiado la visión de las mujeres y los efectos que tienen los estereotipos de género.

Las conductoras de 13C, Angélica Castro y Leonor Varela, estrenaron el primer episodio de “Mi Segundo Tiempo”, el programa que se enfoca en la calidad de vida de las mujeres durante la madurez. El capítulo inició con una reflexión clave: ¿por qué el valor de las mujeres parece terminar cuando dejan de ser fértiles?

Con un recorrido por la historia, ambas animadoras evidenciaron los prejuicios que han acompañado a las mujeres al llegar a la menopausia. En la Grecia antigua se las denominaba “mujeres secas”; en la Edad Media, este periodo se asociaba a enfermedades e incluso a la brujería. Durante siglos, la medicina utilizó solo el cuerpo masculino como estándar de salud, y recién en la década de los 90, las mujeres comenzaron a ser incluidas en estudios médicos de manera sistemática.

Pero para repasar mejor los prejuicios y roles que se le han designado a la mujer en la sociedad a lo largo de la historia, Leonor Varela conversó con la historiadora y académica Ana María Stuven, pionera en el estudio de la historia de las mujeres en Chile.

Los estereotipos de género a través de la historia según Ana María Stuven

La experta indicó que "evidentemente las mujeres no hemos tenido derechos. Y aquí hay una crítica también a la historia, porque ha sido escrita tradicionalmente, era escrita por hombres y para hombres", dijo y agregó que las mujeres que aparecían en relatos históricos tenían roles muy específicos como de reina, santa o prostituta.

"Las mujeres que estaban efectivamente actuando en la historia, no aparecen en los libros de historia. Si las mujeres estábamos, por ejemplo, educando a los hijos. Esa no es una tarea menor. Los hombres no estaban en la casa. 'Comunidad Mujer', por ejemplo, hizo un estudio que señaló que si se valorizara los roles de cuidado que ejercemos las mujeres, este representaría un 25% del PIB ampliado", dijo Ana María Stuven.

"Y yo te diría que mi encuentro se produjo con las mujeres del siglo XIX, que sí estábamos. Lo que pasa es que no estábamos votando. No estábamos en el parlamento, pero estábamos. También a comienzos del siglo XX. Te digo las mujeres, empezamos a aparecer, cuando empezó a surgir una prensa obrera que defendía los derechos laborales de las mujeres. Otra cosa que yo siempre cuento para visibilizar es que en 1918 se organizó un congreso mariano y estas mujeres, todas de élite, se declararon feministas. ¿Feministas por qué? Porque defendían derechos de la mujer", señaló. 

La académica Ana María Stuven, también, indicó que en nuestro país arrastramos una inseguridad genética producto de nuestra condición de mujeres, Chile sigue siendo una sociedad patriarcal y el abuso recién empieza a ser denunciado. 

Esto lo reflejó en su libro "Salir del infierno", donde la autora hizo también un llamado a las mujeres a liberarse. "Tienen que salir del infierno por las relaciones que van teniendo, con los hombres que participan de sus vidas. En los sectores más marginales es mucho más difícil"

Por su parte, Leonor Varela indicó que muchas mujeres han crecido con la idea de que una mujer vale por lo que aporta, "en vez de valer intrínsecamente por quién es. Y que ojalá me ponga en el mundo de la manera más masculina posible, cosa de ser creíble". Al mismo tiempo, preguntó si es posible salir de ese pensamiento. 

"Creo que todavía falta mucho", confesó la académica, y explicó que como sociedad aún "tendemos a no ser capaces de asumir el género como una condición verdaderamente relacional. Hay muchas condiciones culturales que hacen que las condiciones de los sexos se conviertan en estereotipos. Mamás que todavía no enseñan a que sus hijos tienen que hacer la cama, sino que la tienen que hacer las hijas, por decirte un ejemplo. El concepto de género hoy día alude justamente a eso: que hay estereotipos culturales que nosotras, también las mujeres, somos responsables de superar. Por supuesto, porque somos las que reproducimos y lo seguimos reproduciendo", concluyó Ana María Stuven.