El nuevo capítulo de Huellas y memorias, emitido por 13C y producido por CONADI junto a Ilumina Media, retrata las expresiones culturales del pueblo aymara. Tejidos con lana de alpaca, telares ancestrales y música andina mantienen vivas generaciones de saberes en el norte de Chile.

En un nuevo episodio de Huellas y memorias, la serie documental producida por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) junto a Ilumina Media y transmitida por 13C, se nos abre una ventana a las profundas y vibrantes expresiones culturales del pueblo aymara, aún presentes en la vida cotidiana de diversas comunidades del altiplano chileno.

Desde los tejidos con lana de alpaca hasta la música de zampoñas y quenas, el episodio nos sumerge en un universo de saberes heredados. A través de los relatos de hombres y mujeres del norte del país, muchos de ellos descendientes directos de familias aymaras, descubrimos cómo estas prácticas milenarias se mantienen vivas gracias a la transmisión oral y el aprendizaje intergeneracional.

El arte textil del pueblo aymara 

Una de las tradiciones más emblemáticas es el arte textil. Los telares de cuatro estacas no solo permiten confeccionar frazadas, aguayos o chales, sino que también son portadores de identidad. Cada color y figura representa un linaje o elemento del entorno natural. Por ejemplo, el naranja identifica a la familia Mamani, mientras que el verde claro es propio del clan Quispe.

“Eso va en los aguayos, en las frazadas… También hay figuras del entorno, como el cóndor o el ojo de agua. Todo lo que vemos en la naturaleza del pueblo está representado en nuestros tejidos”, explica María Mamani, educadora de lengua indígena.

Estos telares, fabricados con hueso de llama y yagua, permiten hilar lana teñida con hierbas locales. Las fibras más finas, tomadas del lomo de la alpaca, son cuidadosamente seleccionadas, lavadas, hiladas y torcidas hasta convertirse en verdaderas obras de arte cargadas de simbolismo.

El lenguaje sonoro de los Andes

La música también ocupa un lugar central en la cosmovisión aymara. Rodomiro Huanca, cultor de la música tradicional andina, reflexiona: “Felizmente, la música tiene un desarrollo muy importante en el mundo aymara. El hombre andino empezó a sentir la necesidad de expresarse musicalmente golpeando madera, soplando un pito… luego agregándole orificios hasta lograr una armonía”.

Huanca nos recuerda que la quena, por ejemplo, no surgió como un instrumento musical, sino como un medio para comunicarse con el ganado. La tarca, por su parte, resuena con fuerza durante los carnavales para invocar la lluvia, y aunque hoy algunas zampoñas son fabricadas con plástico en lugar de caña, su esencia espiritual sigue intacta.