Conoce cómo la Reserva de Conservación Torres del Paine protege la biodiversidad en más de 6.000 hectáreas

Por: 13C
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En el corazón de la Patagonia chilena, la Reserva de Conservación Torres del Paine protege más de 6.000 hectáreas de ecosistemas únicos mediante un innovador modelo de restauración ecológica, conservación activa y colaboración con comunidades locales, científicos y el mundo público.

En el extremo austral de Chile, una innovadora alianza entre la empresa de turismo Explora y la organización The Nature Conservancy (TNC) ha dado vida a la Reserva de Conservación Torres del Paine. Protegida bajo la figura legal del Derecho Real de Conservación —una herramienta pionera en Chile que garantiza la preservación del territorio a perpetuidad— esta reserva representa un modelo regenerativo que combina turismo, ciencia, cultura y restauración ecológica.

Ubicada al noreste del Parque Nacional Torres del Paine, esta reserva de más de 6.000 hectáreas busca resguardar ecosistemas únicos de la Patagonia como bosques de lenga y ñirre, estepa patagónica y humedales, todo bajo un modelo de conservación activa.

Reserva de Conservación Torres del Paine: modelo de restauración ecológica en la Patagonia

Reserva de Conservación Torres del Paine. Créditos: Factor de cambio.
Reserva de Conservación Torres del Paine. Créditos: Factor de cambio.

El Derecho Real de Conservación permite blindar legalmente el uso de suelo, asegurando que las acciones que ahí se desarrollen estén orientadas exclusivamente a la protección del medioambiente. La alianza con TNC ha sido clave en el diseño de esta estrategia a largo plazo, que involucra tanto a comunidades locales como al mundo científico y público.

Uno de los pilares del trabajo en la reserva ha sido el levantamiento de cercos perimetrales, que permite proteger zonas sensibles del ingreso de ganado u otras especies introducidas que alteran los ciclos naturales de regeneración. A su vez, se han eliminado cercos interiores en desuso, lo que ha permitido una fluidez mucho más orgánica para la fauna silvestre, facilitando el libre tránsito de especies entre los distintos ecosistemas presentes en estas 6.000 hectáreas. Esta conectividad ecológica es vital para mantener la salud y resiliencia de la biodiversidad.

Paralelamente, se ha impulsado un plan de reforestación con especies nativas, especialmente lenga, para recuperar sectores degradados y fortalecer los corredores biológicos. La reforestación no solo mejora la calidad del hábitat, sino que también contribuye a la captura de carbono y la regulación hídrica del territorio.

La ganadería regenerativa también forma parte del modelo de conservación implementado en la reserva. Esta práctica busca compatibilizar la producción con la restauración de los suelos y la biodiversidad. A través de un manejo rotacional planificado, se evita el sobrepastoreo, se favorece la regeneración de la vegetación nativa y se promueve un equilibrio entre actividad humana y naturaleza.

Para estudiar el impacto de estas acciones, la reserva cuenta con un programa de monitoreo de flora y fauna mediante cámaras trampa distribuidas estratégicamente. Estas herramientas permiten registrar la presencia de especies como pumas, guanacos, zorros y una gran variedad de aves, generando información científica valiosa para evaluar el estado de conservación y adaptar las estrategias en el tiempo.

Otro esfuerzo destacado es la reutilización de maderas rescatadas para la construcción de puentes, cercos y señalética en los senderos. Esta práctica no solo reduce el impacto ambiental de nuevas intervenciones, sino que también rescata la estética y la historia de las estancias patagónicas tradicionales, manteniendo viva la cultura gaucha del territorio.

Finalmente, la reserva impulsa acciones específicas para aumentar la presencia de aves, como la instalación de cajas nido y la conservación de humedales que sirven de refugio a especies migratorias. Estas medidas han favorecido la recuperación de poblaciones locales de aves y fomentan la educación ambiental entre visitantes y comunidades aledañas.

La Reserva de Conservación Torres del Paine es mucho más que un destino turístico. Es un laboratorio vivo de restauración ecológica, donde convergen ciencia, tradición y compromiso por el futuro. Gracias al Derecho Real de Conservación y a una visión colaborativa, se consolida como un ejemplo inspirador de cómo el turismo puede ser parte activa de la regeneración del planeta.

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