Expertos analizan auge de la polarización política en Chile
La confianza en las instituciones disminuye y la polarización crece en Chile. Expertos analizan cómo estas tensiones pueden favorecer la expansión de ideas radicales y afectar el debate público.
En Chile y en el mundo, la cohesión social se ha debilitado, la confianza en las instituciones políticas disminuye y la polarización crece. En este escenario, las propuestas autoritarias y extremas comienzan a ganar fuerza, transformándose para muchos en una opción atractiva. Sobre este fenómeno de división, la periodista Lucía López conversó con expertos para analizar las implicancias de las ideas radicales en la sociedad, en el programa “Hablemos de Chile”.
Para eso, en el panel la acompañaron Javier Sajuria, académico de Ciencia Política en Queen Mary University of London; Carolina Segovia, académica de Estudios Políticos en la Universidad de Santiago; y Jorge Fábrega, académico de la Facultad de Gobierno en la Universidad del Desarrollo. Los expertos concordaron en que, aunque el auge de las ideas radicales aún no se observa de manera generalizada en la ciudadanía, sí existe un terreno fértil para que estas se expandan.
Académicos explican que causa el aumento de la polarización en Chile
Carolina Segovia en este sentido, explicó que "no hay tanta radicalización en Chile, porque efectivamente hay grupos que tienen ideas que pueden ser consideradas radicales, pero son todavía muy pequeños", dice y añade que lo que ocurre en nuestro país es la polarización: "que es el aumento en la distancia entre lo que pensamos, lo que queremos y lo que sentimos respecto de los otros. Y esa distancia genera también un problema para el debate público, porque no nos permite conversar de buena manera."
"Cuando no nos gustan los otros y entramos en esta lógica de ‘nosotros versus el resto’, el debate y la posibilidad de acuerdo, que son fundamentales para la democracia, se hacen mucho más difíciles", agregó la académica.
En este sentido, el académico Jorge Fábrega aseguró que el fenómeno de la polarización se concentra más en las élites, aunque existe la preocupación de que pueda trasladarse al resto de la ciudadanía, un proceso que se ha observado en otros países, como Estados Unidos. “Esa polarización que hoy día la tienen", dijo el experto, y agregó que hay "todo un tema de identidad asociado. Si tú eres del otro color, todas las cosas del infierno vienen contigo, y no hay cruce, no lo puedo concebir. Entonces ahí empiezan procesos de radicalización, aunque no en el sentido que estábamos hablando antes".
A pesar de que la radicalización no es el problema principal actual, el malestar y la desconfianza en las instituciones crean un "caldo de cultivo" para el surgimiento de discursos más extremos o radicales. La percepción de que el sistema democrático no satisface las necesidades ciudadanas, se desintegren las identidades políticas o partidarias también ayuda. "Cuando uno tiene experiencias frustrantes con las instituciones y los partidos políticos, la respuesta es desconfiar de esas instituciones, lo cual es entendible. Pero la consecuencia es compleja, porque se van rompiendo los mecanismos por los cuales la gente genera adscripción y respeto a las reglas del juego. Entonces la gente empieza a funcionar por fuera", explicó Javier Sajuria.
Esto "no se trata solo de estar en desacuerdo con el vecino o de votar por personas distintas, sino que cuando esto se convierte en que “si mi hija se junta con el hijo del vecino, ya no me gustó”, ahí se empieza a notar un problema más profundo", agregó el experto.
Además, para él, esto genera un auge de las identificaciones negativas: "la gente ya no se identifica afectivamente con un grupo, sino que se define en contraposición a otros. Por ejemplo, ya no se dice “yo pertenezco a tal grupo”, sino “yo nunca voy a votar por este sector, nunca voy a tener un amigo de izquierda/derecha”, etc.", añadió.
Por otro lado, el experto Javier Sajuria advirtió que, si bien Chile no está en un momento de radicalidad profunda, no está a exento de ella. En ese aspecto, el académico recomendó estar atento a los movimientos antifeministas (o la batalla contra los derechos de mujeres y grupos LGBT) y la antimigración, donde se observa un temor a la pérdida de estatus. En estos temas, las élites pueden explotar y alimentar odios que pueden traspasarse a la ciudadanía.

