Estos son los factores que aumentan la percepción de miedo e inseguridad en Chile según expertos
Expertos explican por qué Chile se percibe como un país con altos niveles de miedo. Desde el miedo al delito y el desapego social hasta la influencia de redes sociales y medios de comunicación, conoce los factores que aumentan la inseguridad percibida.
¿A qué le temen los chilenos? ¿Y qué los induce a ese miedo? Esas preguntas fueron claves para el nuevo capítulo de "Hablemos de Chile", espacio conducido por la periodista Lucía López. En esta edición, se conversó con expertos sobre los temores que habitan en el país, ya que Chile ha sido catalogado como uno de los lugares donde más miedo se experimenta.
En este sentido, los expertos invitados al programa: Alejandra Luneke, académica de Ciencias Sociales e investigadora de VioDemos; Héctor Carvacho, académico de Psicología e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social; y Kathya Araujo, académica de la Universidad de Santiago y directora del Núcleo Individuo, Lazo Social y Poder, coincidieron en que la sociedad chilena, especialmente desde los años 2000, ha vivido bajo un alto nivel de incertidumbre, sobre todo en el plano económico. Como esta angustia resulta difícil de tolerar, muchas veces se transforma en miedo y se proyecta hacia “un otro”.
Asimismo, señalaron que, pese a la percepción de un gran nivel de inseguridad, los índices objetivos de delincuencia en Chile son menores que en otros países. Entonces, ¿a qué se debe tanto miedo? Los especialistas concluyeron que este sentimiento en nuestra sociedad se alimenta de múltiples factores sociales, políticos y culturales.
Miedo en Chile: Estos son los factores que lo aumentan según expertos
1. El miedo al delito como catalizador de otras inseguridades: Aunque la preocupación por la delincuencia ocupa un lugar central en el debate, diversos estudios sugieren que el miedo al crimen funciona como un catalizador que concentra otras inseguridades. Entre ellas se incluyen problemas como el mal estado de las veredas que dificulta la movilidad de los adultos mayores, o la falta de infraestructura accesible en el transporte público. Estos “microproblemas” se perciben como riesgos diarios y terminan agrupándose bajo la categoría más amplia de “miedo al crimen”.
2. Una sociedad más sola: Según los expertos, las autoridades del país no acompañaron los grandes cambios derivados de un modelo económico que puso al individuo en el centro, relegando lo comunitario. Ejemplo de ello fue la apertura al crédito sin educación financiera suficiente, lo que desembocó en un sobreendeudamiento masivo en los años 2000.
3. Desapego social e irritación: Desde comienzos de la década de 2010 se ha intensificado un proceso de desapego social, acompañado de un clima de irritación generalizada. En este contexto, el encuentro con el otro se vuelve más difícil y se debilita la capacidad de respuesta colectiva frente a nuevas amenazas.
4. El miedo al “otro” y la segregación: Los expertos señalaron que en la sociedad actual existe un creciente temor al “otro” desconocido, que puede adoptar la figura de una autoridad, una institución, una persona migrante, un delincuente o incluso alguien que vive en otro sector de la ciudad. Este miedo se ve reforzado por la tendencia a habitar comunidades más pequeñas, lo que reduce las oportunidades de interacción.
5. Las redes sociales amplifican el temor: En el ámbito digital, las redes sociales fomentan la interacción casi exclusiva con personas que comparten los mismos intereses y visiones de mundo, fenómeno conocido como “cámara de eco”. Esto tiende a reforzar prejuicios y percepciones de inseguridad, amplificando el miedo.
6. Falta de protección social e institucional: La ausencia de redes de protección social, sumada a la desconfianza en las instituciones, alimenta los temores de la ciudadanía. Esta situación afecta especialmente a los grupos más vulnerables, como mujeres, personas de bajos ingresos y adultos mayores.
7. El rol de los medios de comunicación: La cobertura mediática prioriza el tema de la delincuencia, lo que contribuye a la construcción de un “sujeto al que temer”, en el cual se concentra y condensa el miedo colectivo.

