En este tercer capítulo de la cuarta temporada de Siempre hay un chileno conocimos a Soledad, que cambió su vida en Croacia.

En este capítulo de conocimos la historia de tres chilenas, Evelyn, Jenny y Soledad, quienes realizaron un recorrido por los lugares más turísticos e históricos de la nación.

Además, nos compartieron sus vivencias y grandes diferencias que han experimentado en el país europeo.

Una santiaguina en Split

La tercera chilena que conocimos en este episodio fue Soledad Martínez, una profesora de educación física que dejó Santiago hace 4 años para instalarse en Split, la segunda ciudad más poblada de Croacia.

Soledad relató que decidió irse a vivir a Croacia, ya que su madre era de ahí y que luego de pasar un mes de vacaciones en el lugar, decidió volver para vivir permanentemente.

Asimismo, nos cuenta que su hijo decidió quedarse en Chile, ya que no manejaba el idioma, sin embargo, fue una de las primeras personas que la alentó a comenzar una nueva vida en Croacia.

Junto a Soledad conocimos la Isla Hvar, también conocida como “Madeira del Adriático”, donde se desarrolló profesionalmente durante sus primeros meses e hizo algunas amistades.

El siguiente punto en nuestro recorrido fue la Fortaleza Spanjola, un lugar lleno de historia cuya construcción se remonta al siglo XVI.

También conocimos el emblemático Palacio de Diocleciano, imperdible lugar turístico en donde vivía el emperador del mismo nombre y es uno de los lugares más visitados por quienes viajan hasta Split.

En ese lugar podemos encontrar la estatua Grgur Ninski, que retrata a un obispo croata y que, según la creencia popular, concede un deseo si se le frota el pulgar.

Finalizamos el recorrido en la costa de Zapadna Obala, donde se pueden encontrar placas con los nombres de todos los deportistas que han ganado medallas olímpicas.

Ante la clásica pregunta de si volvería a Chile, Soledad señaló que no tiene intenciones de hacerlo, pero no sabe lo que pueda ocurrir en el futuro.

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