Claudio Iturra visita un abandonado pero sagrado pueblo aymara
Claudio Iturra llegó hasta Colchane para disfrutar del lado patrimonial del altiplano fronterizo. Ahí conoció Isluga, un pueblo de ceremonias aymaras.
En un nuevo capítulo de Ruta 5, el aventurero Claudio Iturra recorrió el corazón del altiplano fronterizo aymara para sorprenderse con los paisajes naturales y patrimoniales. En esta ocasión, Iturra junto al equipo del programa de Canal 13 llegaron hasta Colchane, un mágico pueblo fronterizo ubicado a 230 kilómetros de Iquique cuya vida se desarrolla sobre los 3.700 metros de altura.
En plena frontera con Bolivia, Iturra conversó con los camioneros que se encontraban en el paso y con una mujer que les vendía almuerzos. Además, recorrió la Plaza de Colchane para comprender la importancia de las autoridades ancestrales aymaras en este lugar.
Pero decidió trasladarse a los alrededores de este pueblo para conocer los atractivos turísticos del altiplano chileno, que abarca todo el territorio entre Putre y Chañaral.
Entre volcanes y lagunas, a unos 10 kilómetros, llegó hasta el Parque Nacional Isluga, donde se encuentra un pueblo completamente abandonado pero muy sagrado, ya que funciona como un centro ceremonial de la cultura Aymara.
Claudio Iturra se sorprende con sitio patrimonial
En el pueblo de Isluga no vive nadie durante gran parte del año. Es habitado solamente en los días en que se efectúan ceremonias y fiestas religiosas de esta cultura andina.
“Nunca había visto un pueblo así”, dijo el conductor de Ruta 5 sobre este sitio patrimonial declarado como zona típica en 1992.
Isluga nació gracias a los agricultores aymaras que iniciaron una vida en este poblado, construyendo viviendas con materiales como piedra y barro, un rasgo muy tradicional que aún se conserva.
Ahí, Iturra conoció a Sergio y Lola, ambos descendientes de aymaras. Contaron cuáles son las fechas festivas en que la gente viene a quedarse un par de días. Una es el 21 de diciembre, la fiesta de Santo Tomás, y dura de cuatro días a una semana. Luego, en febrero se realiza un carnaval.
“Se trata de conservar el pueblo. Es nuestra cultura aymara”, dijo la señora Lola destacando lo importante de este lugar ancestral para los habitantes de esta zona altiplánica.
