Abandonó las teleseries hace casi dos décadas: la verdad tras el inesperado adiós de Ángela Contreras a la TV
Protagonista de teleseries históricas como "Amores de Mercado", Ángela Contreras era sinónimo de éxito y belleza en la pantalla chilena. Sin embargo, en la cima de la popularidad, decidió un día simplemente desaparecer. ¿Qué poderosa razón personal la obligó a dejar la fama, los sets y el estelar brillo de la farándula para cambiar su vida por completo?
A mediados de los años noventa, la televisión chilena encontró en Ángela Contreras a su nueva musa. Su irrupción fue un verdadero fenómeno. Desde su debut en teleseries de TVN como Ámame (1993) y su rol icónico de la sensual Bárbara en Sucupira (1996), la joven actriz se transformó rápidamente en la protagonista indiscutida y, para muchos, en el símbolo de sensualidad y belleza de la pantalla chica. Su carisma indomable y su talento la aseguraron como el rostro principal de la "época de oro" de las producciones dramáticas del canal estatal, marcando una era de alta competencia y éxito en sintonía.
El peak de su carrera coincidió con la teleserie más vista en la historia de Chile. En el año 2001, Contreras protagonizó Amores de Mercado, dando vida a Fernanda Lira, y consagrando su estatus como la actriz más popular y deseada del país. Durante más de una década, su nombre fue sinónimo de éxito televisivo, asegurando un sitial privilegiado no solo en el área dramática de TVN, sino también en el ecosistema de la farándula chilena, donde su vida y sus romances eran seguidos con obsesiva atención. Ella era, indudablemente, una figura que brillaba con luz propia.
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Pese al éxito sostenido y las lucrativas ofertas, el destino mediático de Ángela Contreras tomó un giro dramático y sorprendente. Tras participar en la teleserie Amor por accidente (2007), la actriz tomó una decisión radical e inesperada: alejarse por completo de la televisión y el mundo del espectáculo. El anuncio resonó como un sismo en el ambiente, ya que se retiraba en la cúspide de su popularidad. De un día para otro, el rostro sensual y protagonista simplemente desapareció, dejando tras de sí un halo de misterio.
La verdad tras el inesperado retiro de Ángela Contreras de la TV
El silencio de Ángela Contreras sobre su retiro definitivo se prolongó por años, alimentando mitos y especulaciones. Sin embargo, con el tiempo, ella misma y su círculo más cercano han ofrecido las claves que explican por qué la actriz más cotizada de su generación decidió cambiar los sets de grabación por una vida de bajo perfil. Las razones son una mezcla de prioridades personales y desencanto profesional.
Ángela Contreras fue clara al señalar que su retiro respondía a una necesidad vital que era incompatible con las largas y demandantes jornadas de grabación de las teleseries. Ella misma lo resumió en una de sus pocas declaraciones a la prensa:
"Cuando partí en la tele, grabar teleseries quita mucho tiempo valioso. Sentí la necesidad de cuidar el espacio de la crianza de mis hijos. Ahí decidí no volver a actuar. Estar en el anonimato es muy rico, no está en mis planes en lo absoluto (volver)"
Para la actriz, el rol de madre se impuso al de estrella. El tiempo que requería una producción de alto nivel era un sacrificio que ya no estaba dispuesta a pagar, priorizando su vida junto a su marido, Roy Burns, y sus dos hijos, Pedro y Jerónimo. La decisión no fue un capricho, sino una elección consciente y drástica de poner la familia en primer lugar.
Cansada de la "Sensualidad"
A esta poderosa razón familiar, se sumó un factor de hartazgo profesional. Su hermano, Cristián Contreras Radovic (conocido popularmente como "Dr. File"), fue quien reveló el componente artístico de la renuncia, confirmando la saturación que Ángela sentía en el ambiente:
"Un día me dijo: 'Hermano, no voy a hacer más televisión, no voy a hacer más teleseries'. Las razones fueron varias. Lo segundo es que siempre le dieron papeles más bien de carácter sensual que terminan aburriendo a las actrices, y sobre todo a la Ángela, que tuvo mucha sobreexposición"
La eterna encapsulación en roles que explotaban su atractivo físico la llevó a un punto de inflexión. El desencanto por la falta de variedad en los personajes que recibía, sumado a la invasiva atención mediática que conllevaba su fama, consolidó su convicción de que su vida debía desarrollarse lejos de las luces y las cámaras.









