Telésforo Arambarri, el último sastre de Rengo: más de 70 años de oficio y tradición
Telésforo Arambarri es un tesoro vivo de la comuna de Rengo. En una emotiva entrevista, cuenta cómo comenzó en la sastrería siendo un niño, el legado de su familia y cómo ha mantenido viva una tradición que hoy parece extinguida.
Don Telésforo Arambarri (88) se ha convertido en una leyenda local en Rengo, Región de O’Higgins. Su taller de sastrería guarda décadas de historia de su comunidad, con herramientas gastadas por el uso y memorias de una época en que vestirse bien era sinónimo de respeto.
“Bien vestido, bien recibido”, dijo el sastre al recibir al conductor Sandro Medina en un nuevo episodio de Tu cultura, mi cultura. Arambarri le mostró al animador del programa que presenta el patrimonio cultural de nuestro país las reglas que ocupa para dar forma a las prendas. En el programa, confesó que aprendió el oficio siendo niño, cuando un sastre lo acogió y le enseñó con orgullo: “Me aficionó la costura, me aceptó y ahí empezó todo”.
Conoce la historia del último sastre de rengo, Telésforo Arambarri
Telésforo Arambarri quedó huérfano desde los 8 años, y con sus hermanos, debió trabajar desde muy pequeños. Mientras otros niños jugaban, él aprendía a cortar telas, armar chaquetas y pulir sus habilidades. “A los 27 años ya me sentí capaz de independizarme”, recordó.
Trabajó primero en una tienda de paquetería y luego abrió su propia sastrería. Fue cortador, diseñador y guía de todo el proceso. “Yo cortaba todo, y las operarias cosían”, agregó.
Para él, como sastre, el traje es más que ropa: es una carta de presentación. Al mismo tiempo, rememoró con nostalgia cómo los profesores, bancarios y hasta los niños llegaban bien vestidos. “Antes, un sábado significaba trajearse, perfumarse… hasta para conquistar a las niñas”, bromeó en el programa.
Su taller en Rengo fue testigo de innumerables confecciones para clientes elegantes. “Ver a alguien bien vestido con mis trajes, me daba gusto”, agregó. Durante Tu cultura, mi cultura, el sastre mostró cómo aun conserva las reglas de acrílico y madera con las que trabaja para crear sus trajes a medida. También mostró las máquinas de coser, que tienen más de medio siglo. “Están gastadas, pulidas, pero todavía sirven. Han vivido conmigo esta historia”, comentó.
Además, aún mantiene los retazos de tela: “Sirven para refuerzos, no se desperdicia nada”. Esa mentalidad de cuidado y aprovechamiento es parte de su filosofía.
Hoy, la sastrería ha sido reemplazada por la industria textil masiva: “Ya todo viene hecho, de China, y no tiene la calidad de antes”, lamentó. Además, ninguno de sus hijos siguió sus pasos en el rubro y aseguró de que su arte y oficio terminará para siempre. "Esto muere conmigo”, dijo, pero con la certeza de que su trabajo ha dejado huella en quienes han pedido sus servicios y han usado los trajes y prendas que él ha confeccionado según cliente.
“Gracias por darme un poquito de su tiempo”, dijo Telésforo Arambarri en el programa y agradeció la presencia de Sandro Medina con mucho cariño. Para él, contar su historia y su oficio es una forma de mostrar un Chile que se niega a quedar atrás.


