En el reciente episodio de “Hablemos de Chile”, los especialistas Iván Pérez Hernández, Cristián Candia y María Antonieta Benavente analizan la muerte en la sociedad chilena y cómo la importancia de conversar sobre esto permite afrontar mejor la vida.

En el último episodio de la temporada de “Hablemos de Chile”, la periodista Lucía López invitó a las y los televidentes a reflexionar sobre la muerte.

Para eso, la conductora contó con el apoyo de tres especialistas en la materia: Iván Pérez Hernández, médico internista, director del Centro de Bioética de la Universidad Católica; Cristián Candia, doctorado en Filosofía, investigador del Centro de Estudios de la Ética Aplicada de la Universidad de Chile; y María Antonieta Benavente, arqueóloga, doctora en Historia y catedrática de Antropología de la Muerte.

La importancia de hablar de la muerte en Chile

En primer lugar, la arqueóloga María Antonieta Benavente declaró que como sociedad “no queremos hablar de la muerte en ningún caso. Pero es porque, en realidad, la muerte conlleva dolor. Y al conllevar dolor, se produce un sentimiento”, indicó y señaló que “lo que quiere una persona normal es no tener ese sentimiento de dolor, sino que permanecer con un sentimiento de pasividad, la cual es muy difícil de mantener en la conceptualización de la muerte”.

Para ella, la evitación sobre este tema tiene que ver con que la gente trata de evitar los dolores de los otros. Una forma de evitar el sentimiento de dolor se centra en el respeto por las decisiones de cada persona, tanto en vida como en la muerte. Este respeto abarca desde la decisión de mantener a la persona conectada a máquinas hasta las decisiones sobre la donación de órganos o del cuerpo para fines científicos.

La experta indicó que estas decisiones son complejas y deben ser tomadas por la sociedad en totalidad y subraya que deben existir políticas públicas a nivel de salud que permitan que este fin de vida positivo se practique en todos los centros de salud, y no solo en hospitales universitarios. Además, es necesario incluir en este proceso el saber enfrentar el dolor, en vez de evitarlo.

Por otro lado, el filósofo Cristián Candia asegura que la sociedad chilena evita hablar de la muerte porque niega de ella y la banaliza. Esto ocurre al vivir con la creencia de que la muerte nunca llegará y pensar en ello condena a la persona a tener una "vida inauténtica", ya que reflexionar sobre el momento de la propia muerte es la negación absoluta de lo que uno es, convirtiéndola en el elemento más trascendente dentro de nuestras vidas.

Pero también señala que este tema no se enfrenta porque la sociedad en nuestro país acumula deudas con respecto al proceso. En ese sentido, menciona las muertes que no han sido reconocidas ni lloradas, como las de los detenidos desaparecidos, donde se produce una “muerte suspendida”, ya que no permite asumir la presencia de la muerte misma.

El doctor Iván Pérez Hernández señaló que no se puede eludir el tema de la muerte en nuestras conversaciones y pensamientos. El especialista argumenta que hablar de la muerte es una forma de darle valor a la vida y de evitar que sea doloroso.

Según el médico, conversar sobre la muerte no significa únicamente dejar instrucciones sobre medidas médicas, como si se conectará a una máquina, o decidir qué se hará con el cuerpo o el rito fúnebre. Hablar de este proceso tiene como objetivo asegurar que ese momento no quede oculto, y reconocer que el tiempo que antecede a la muerte es uno de los más valiosos de la vida.

Este proceso permite a la persona reflexionar sobre cómo ha vivido su vida, evaluar si fue una vida plena y resolver asuntos pendientes. Dado que gran parte de las personas en Chile muere debido a enfermedades crónicas o cáncer, anticiparse y hablar sobre cómo se desea vivir esta etapa resulta un acto positivo y necesario.