Sergio Nakasone por sus realities en el 13: “Si uno de esos hubieran competido por el Emmy en ese momento, algo hubiera ganado”
El productor argentino Sergio Nakasone cuenta cómo su carrera en televisión lo llevó de Canal 13 como el monarca de los realities a una de las cadenas de streaming más grandes del mundo. Desde su nuevo puesto analiza la nueva forma de ver contenidos, el fenómeno de TikTok, la IA y el regreso triunfal de la telerrealidad.
Sergio Nakasone (57) aparece en medio de las escaleras del edificio corporativo de Warner Bros. Discovery, en las ex fábricas Machasa en Chile, vestido de granate y blanco, los colores de Club Atlético Lanús, equipo que sigue desde su infancia en el mismo pueblo donde se fundó en Argentina.
Con el cabello corto, sus gafas cuadradas, jeans y zapatillas, el hombre que alguna vez fue conocido como el “rey de los realities” recibe a “Alfombra Roja” en su rol como director de Desarrollo y Producción de Contenidos No Guionados de una de las compañías más grandes del mundo. Cargo que desempeña desde 2018 y cuyo foco está en el contenido de no ficción de la cadena HBO Max y canales lineales como TNT, Discovery, Space y más.
“A diferencia de lo que hacía en Canal 13, que tenía tres realities por año, hoy mi rol es distinto”, señala Sergio Nakasone desde su escritorio, atrás suyo está enmarcada la camiseta oficial de Lanús firmada por todos sus jugadores. Un poco más al lado, está la camiseta de la selección argentina llena de autógrafos, entre ellos los de Lionel Messi y Diego Armando Maradona. “Hoy tengo 60 proyectos en Brasil, unos 30 en México y en el resto de Latinoamérica. Debo estar supervisando más o menos 100 proyectos. Obviamente, es otro tipo de trabajo que el que hacía en Canal 13, donde era el productor ejecutivo donde me encargaba y me enfocaba en un proyecto”, comenta.
Sergio Nakasone explica su dinámica de trabajo actual en la que coordina con equipos de más de 30 personas en toda la región y cuyo énfasis están en los mercados de Brasil y México, los más grandes hasta el momento en mayoría de streaming. “El trabajo básicamente primero es de scouting: buscar proyectos en el mercado, pero también crearlos internamente y después tiene que ver con el seguimiento de la preproducción, la producción, la postproducción y finalmente el estreno”, comparte.
“Me pasaba que cuando trabajaba en la televisión abierta, uno siempre quiere lo que no tiene, ¿no? Cuando trabajaba en la televisión abierta, en los realities hacía 70, 80, 100 capítulos. Estaba 4 ó 6 meses todos los días yendo a Pirque o a donde fuera. Y decía: “¿Cuándo me tocará hacer lo que hacen en Estados Unidos?”. Yo veía que allá un reality tenía 13 capítulos, mientras yo tenía que hacer 100”, recuerda Nakasone.
“Ahora me pasa al revés. Hoy me toca hacer documentales o realities de 2, 4 u 8 capítulos, y digo: “Extraño los 100”. Porque en 100 capítulos tienes más tiempo para construir personajes, tienes todos los días solo dos horas para contar historias. En cambio, ahora con 8 capítulos siento que es poco”, analiza Sergio Nakasone. Aunque asegura que no lo cambiaría, porque su rol lo satisface.
“Estoy feliz de estar en el streaming, porque es lo que hoy está más conectado con el futuro. Pero igual estoy muy atento a lo que pasa en YouTube, en TikTok, en las redes sociales”, declara y agrega que hoy los jóvenes no ven televisión y que se informan mediante las redes sociales y las plataformas de visionado son parte de eso. “Aunque agradezco la TV abierta y extraño cosas de ella, estoy feliz en el streaming porque es el presente y el futuro”.
En ese sentido, lo más importante de su trabajo para él es descubrir nuevos talentos y brindarles los contenidos necesarios para que puedan convertirse en documentales. Sobre este género, Sergio Nakasone asegura que existen dos vertientes principales: por un lado, el true crime; y por otro, los biopics o docufollows, es decir, biografías y seguimientos de figuras del mundo del arte, el cine, el deporte, entre otros.
En la era Nakasone, varios documentales han salido a la luz con mucho éxito en la pantalla. Producciones como “Marcial Maciel, El Lobo de Dios”; “Los 43 de Ayotzinapa”, centrado en los estudiantes desaparecidos; y “La Hija de Dios”, la historia de Maradona contada por su hija. También realizó “Bilardo: El Doctor del Fútbol”, sobre el director técnico que llevó a Maradona al campeonato mundial, mientras que en Chile se realizó un docufollow con Ben Brereton, en el que mostró al delantero chileno de origen inglés conociendo el país por primera vez.
—¿Qué historias en Chile tienen potencial para estar en HBO Max?
—No, a ver, estamos siempre buscando. (…) Respecto a Chile, sí estamos buscando proyectos. Como el True Crime es el género que domina, estamos estudiando distintos casos. Con las plataformas somos confidenciales, no puedo revelar mucho, pero estamos evaluando dos casos y tienen que ser que estén en la memoria del chileno promedio, que hayan sido de impacto, que estén en el inconsciente colectivo. O sea, yo te digo el caso y lo tenés que recordar, tiene que ser memorable. Y a la hora de traerlo a la plataforma tenemos que darle un grado de novedad, por ejemplo, acceso a personas que no hablaron, archivos inéditos… porque generalmente son casos muy tratados en medios masivos y nosotros buscamos después de un tiempo hacer el documental definitivo.
—También se hacen series de ficción con base en algunos de estos casos. Por ejemplo, el de Viviana Haeger y ahora se trabaja en una serie basada en el caso de Jorge Matute Johns pese a que los familiares no están de acuerdo. En ese aspecto, cuando evalúan estos casos, ¿cómo lo hacen para evitar la discrepancia con los familiares de las víctimas y que no les acusen de fomentar el morbo?
—Justamente nosotros lo que hacemos en esto es siempre tener una mirada objetiva, no caer en el sensacionalismo. Es vital no caer en el sensacionalismo, siendo historias tan dolorosas para las personas, no queremos revictimizarlas.
Si hay un víctima, lo primero que hacemos es hablar con ella, que esté de acuerdo y tenga algo que contar. No queremos ser sensacionalistas, amarillistas. La marca HBO exige un nivel de calidad y un nivel de profundidad periodística que no puede caer en el simple sensacionalismo. Y, por otro lado, está esta cuestión de no revictimizar a las personas, de no hacerlas pasar por cosas que no quieren pasar o que no quieren revivir. Justamente, estos casos que me mencionás no cumplen con esas premisas. Si alguna de las partes, sobre todo quienes sufrieron la parte más dramática y negativa del caso, no está de acuerdo, no vamos contra esa voluntad.
Tiene que haber voluntad, y los mejores trucos que nos han funcionado desde el 'storytelling' tienen que ver con que las víctimas, o quienes estuvieron relacionados con ellas, sientan una sensación de sanación, de catarsis o de cierre frente a un hecho que, generalmente, es hiperdoloroso.
La idea es esa: sea el caso que sea, tener múltiples voces. En general, tratamos de que, si hay un juicio abierto o causas en curso, la conclusión quede en la mente del espectador. De modo que ese material documental pueda servir como reflexión.
—¿Y de modo que igual ese material documental pueda servir como prueba en un caso?
—Hemos tratado siempre… uno dice: cuando entras en casos no cerrados, ojalá que la investigación sirva para aportar más claridad. Porque a veces pasa, sobre todo en Latinoamérica, que donde no llega la justicia, llegan los periodistas.
Entonces, siempre que entramos en un mundo tan oscuro, difícil y doloroso como el true crime, lo hacemos, desde la intención de dejar, en todo ese storytelling de dolor, algo que alimente la resiliencia. Por ejemplo, en el caso de Maciel, que ocurrió hace ya casi 70, 80 años (revisitar una historia de abusos donde las víctimas hoy tienen 70, 80 años y se animan a confesar que fueron abusados cuando niños, es simplemente decir: eso que pasaba en esos años, hoy sigue pasando. ¿No? ¿Se entiende?
Sirve para generar alertas. En el caso de Maciel que se acaba de estrenar hace un par de meses, fue supersatisfactorio, porque promovió nuevas denuncias, promovió que otra vez se cuestionen ciertas prácticas o que se ponga el foco en ciertas cosas o situaciones que a veces esconden estos abusos.
Sergio Nakasone: “TikTok va a marcar la forma de consumir contenidos”
Hace unos meses, Sergio Nakasone dio una charla sobre el futuro del streaming y cómo las redes sociales han moldeado la nueva forma de consumir los contenidos. El ex productor ejecutivo de los realities del 13 asegura que las redes sociales han transformado incluso las estructuras creativas de las obras audiovisuales. TikTok obliga al gancho inmediato, las historias de Instagram hacen lo mismo y el streaming fue contagiado por la misma dinámica: tener el gancho en minutos o corres riesgo de perder al espectador.
De acuerdo con Sergio Nakasone, ese ritmo marcado, principalmente por TikTok, ha modificado la edición, del mismo modo en que los realities y los videoclips cambiaron el cine. Además, advierte que la forma en que niños y jóvenes comprenden los contenidos es distinta a la de los adultos y eso ha captado su atención.
“Creo TikTok está marcando a una generación, va a marcar la forma de consumir contenidos, pero también hoy se habla de que, quizás, así como está prohibido el alcohol para menores de 18, en el futuro se prohíba el celular para menores de 10 años hasta que tengan una formación educativa como sensorial distinta”, declara para “Alfombra Roja”.
Al hablar sobre TikTok y las redes sociales, Sergio Nakasone toma distancia. Él dice que “habla como viejo”, pero el poder esa plataforma le llama la atención. “TikTok es el único medio que no puede ser multitask. Uno puede mirar la tele, YouTube, tres cosas a la vez, pero con TikTok no: te tienes que concentrar. Te manda una historia tras otra y no sabés nunca dónde termina. Pasó una hora y capaz que no viste nada o viste todo”, dice.
“Es raro, es muy adictivo. Esa adicción me genera cierto temor, lo digo desde la ignorancia. Como todo, el abuso es dañino”, confiesa.
—¿Pero temor a qué?
—Mi temor básicamente es lo mismo que me pasa con la inteligencia artificial. No quiero sonar como viejo, pero cuando todo está tan automatizado y mecanizado, temo que se pierdan los procesos básicos. Si hoy es tan fácil generar o escribir ciertas cosas, mi miedo, que quizás es un miedo de viejo, es la automatización o la simplificación de la búsqueda de respuestas, rompa un eslabón básico que es el desarrollo de la mente. Y eso se desarrolla leyendo, investigando, encontrando obstáculos y venciéndolos de la forma más artesanal posible, sin la tecnología como atajo.
—Y desde Warner, ¿cómo ven el auge de la Inteligencia Artificial? ¿Qué piensan que algunos programas lo usen para generar vídeos?
—Nosotros usamos la IA para procesos, casi nada para lo que se ve en pantalla. No la usamos de forma artística, primero porque no nos gusta. Nos parece que está más cerca de las “fake news” que de la verdad y un documental busca la verdad.
En HBO, nuestra forma de ver los documentales es no engañar al espectador. Al espectador se lo puede engañar con una recreación espectacular que parezca que es real o se lo puede engañar o eh con la inteligencia artificial y eso es algo que no hacemos.
Estamos en contra del uso de la inteligencia artificial de modo artístico. Si fuera un chiste, sí. Pero cuando hablamos de documental, una historia tiene finalmente detrás un sustento periodístico.
Al haberse expandido tanto la IA, creo que esta misma se está autoinvalidando, ¿no? Justo ayer me pasó que vi una foto de Maradona saltando super alto, y digo: ‘Este es Maradona’, y después veía un detalle que no era real. Entonces, ¿cuál es la sensación del espectador? Primero me asombro, pero después me decepciono. Eso es lo que no queremos que le pase al espectador.
El reinado de Sergio Nakasone en los realities
En Argentina, Sergio Nakasone veía la televisión en blanco y negro. En su niñez, aun no existía la opción accesible del VHS y grabar lo que aparecía en la pantalla. Según sus recuerdos, él registraba en cassettes de audio sus programas favoritos y la cinta era una mezcla del ruido de la TV más los sonidos cotidianos de su hogar. Cuando escuchaba esos audios, ya mostró un interés marcado por la pantalla y los medios de comunicación.
Mientras revisa su calendario en el computador, Sergio Nakasone rememora las veces en que su colegio lo llevaba a conocer programas de televisión. Esas experiencias lo formaron como un fanático del medio, sin imaginar que años más tarde sería parte de él.
Sergio Nakason estudió en el Instituto Vicente Pallotti de Turdera y, tras cumplir sus primeros veinte años de vida, se dedicó a trabajar en publicidad. Su gran oportunidad llegó a los 23, según recuerda, cuando pudo ingresar finalmente a una escuela de televisión. Gracias a esa formación consiguió, como él mismo dice en buen chileno, “su primer pituto” como asistente en el espacio “Magazine for Five”. Ese sería el verdadero puntapié de una carrera que lo llevaría hasta lo más alto de las pantallas latinoamericanas.
Aunque su gran salto fue en medio de una crisis política y social que azotó a la República Argentina. “Un día hubo una crisis, quizás la habrás escuchado, que derrocan al presidente De la Rúa y se tuvo que ir en helicóptero”, recuerda Sergio Nakasone y agrega: “El país entró en crisis, yo me tuve que volver a la publicidad y terminé trabajando en Miami. Y estando en Miami un día me dicen: “Che, empiezan a hacerse unos realities acá, se llama ‘Protagonistas de Novela’. ¿Hiciste reality?”. Yo nunca había hecho, pero dije que sí porque me iba a quedar sin trabajo.”
“Como justo se me terminó un trabajo el viernes, el lunes me volví a Argentina y ese mismo día tuve la entrevista. El que después fue mi jefe me preguntó: “¿Hiciste reality?”. Y yo: “Sí”. Porque había visto cómo se hacía un reality, pero nunca lo había hecho. Esa mentira piadosa me metió en el mundo de los realities y ahí cambió mi historia”, agrega.
Fue entonces cuando comenzó a trabajar en la producción de realities shows como “Protagonistas de Novela” para Estados Unidos como guionista. Después realizó otro en Venezuela, Colombia y finalmente en Chile, donde construyó un imperio. “En todos los países era exitoso, porque era un formato basado en la telenovela, que es el género por antonomasia de Latinoamérica. Y bueno, ahí me convertí en especialista en reality. Desde 2001 al 2017, casi 16 años, habré hecho unos 50. Siempre voy a estar agradecido, porque es el género que me formó. Nunca miraba realities y terminé haciéndolos”, remarca Nakasone.
—¿Nunca vio un reality antes?
—No. Cuando yo empecé a trabajar solo existían “Gran Hermano”, “Survivor” y “El Bar”. Yo estaba en la productora que hacía “El Bar”, y hacía un Late Night Show y veía cómo trabajaban. En ese entonces “El Bar” se pasaba en televisión abierta y por cable, con señal 24/7. Entonces más o menos tenía una idea de cómo era una señal en bruto.
Basándose en eso dije que había trabajado, porque había trabajado en la misma productora. Y mi jefe me dijo: “Si te llaman como referencia, decí que trabajaste”. Como era tan nuevo el género, nadie podía constatar lo contrario.
Ya era guionista, y me acuerdo cuando llegamos a Chile lo primero que buscamos para trabajar fueron guionistas de teleseries. Decían: “Bueno, saben manejar historias”. Pero no servía, porque un guionista de ficción imagina. En cambio, un guionista de reality tiene que mirar lo que pasaba y estructurarlo como una escena de ficción, pero según lo que pasaba.
Después, nos dimos cuenta de que era mejor contratar periodistas, porque están más acostumbrados a ver hechos y trasladarlos a una historia. El guionista de ficción veía e imaginaba cosas, pero en realidad eso no estaba pasando. En cambio, el periodista era más fáctico y con base en los hechos fue construyendo la historia.
Así descubrimos que eran más útiles. La mayoría de los equipos de contenido de realities que se formaron estaban compuestos por periodistas.
¿Cómo llegué a la televisión? Básicamente, gracias a que De la Rúa generó una crisis. Hoy voy a la frase de Steve Jobs que dice que los puntos de tu carrera son fáciles conectarlos cuando ya los recorriste, ¿no?
Para mí es muy fácil decir: “Ah, pero si yo no hubiera estado en ese momento en Miami a un día que se terminaba mi trabajo…” Es estar en el momento apropiado, en el tiempo justo.
—¿Y en qué momento llegó a Chile y propuso “Protagonistas de la Fama”?
—A mí me invitan a trabajar en un proyecto cuyo creador se llama Mariano Calasso. Era un formato que se estaba creando: “Protagonistas de Novela”, el primer reality creado en Latinoamérica. Yo llego cuando el formato estaba en papel. Trabajo en el desarrollo y en el estreno, porque como todo formato, primero se escribe en papel y después se ajusta en la práctica. Tuve la suerte de ser parte del equipo que hizo el primer “Protagonistas”.
En Chile le cambiaron el nombre porque acá a la “novela” le dicen “teleserie”, y “Protagonistas de Teleserie” sonaba raro. Por eso se le puso “Protagonistas de la Fama”. Pero el único lugar donde se llama así es Chile.
—¿Y cómo llegaron a acordarlo con Canal 13, para que se hiciera el primer reality?
—Canal 13 buscó un formato. Era la época en que aparecían las franquicias, lo que hoy llamamos IP’s. Antes, en los 80, no existía el concepto de formato: cada uno hacía y copiaba programas sin problema. Pero a fines de los 90 y principios de los 2000 ya existía el concepto de franquicias patentadas, que se compraban.
Yo fui parte de la creación de “Protagonistas”, pero el formato no era mío, era de la productora Profilm, que nos contrató a mí y al creador, Mariano Calasso, para hacer el formato. Entonces, Canal 13 no me buscó a mí, sino un formato recontraexitoso que ya funcionaba en Estados Unidos, Colombia y Venezuela. Como había ferias y vendedores que promovían estas franquicias, Canal 13 compra “Protagonistas.”
Los realities empezaban a pegar fuerte en los 2000. “Gran Hermano” era una de las dos grandes marcas del género y la otra era “Survivor”, que también continúa vigente. Entonces aparece este primer formato de reality latinoamericano, y Canal 13 decide comprarlo para producirlo en 2002 y estrenarlo en 2003. En ese momento el canal estaba muy mal, prácticamente al borde de la quiebra, y su última carta eran dos apuestas: “Protagonistas” y la teleserie “Machos”, de la que seguramente habrás escuchado.
Era, en el fondo, jugársela por completo con esos dos proyectos. Y creo que, si no hubiera ido tan bien con “Protagonistas”, ni con “Machos”, la historia de Canal 13 habría sido otra. Estamos hablando de un canal que siempre fue líder y emblemático.
Gracias a esos formatos, el canal logró reposicionarse. Y desde 2003 hasta aproximadamente 2018 fueron casi quince años de realities de manera continua. Hubo un par de pausas, pero incluso ahora han vuelto.
—Se dijo en su momento que no le tenían mucha fe al reality por el público chileno…
—Sí, obvio. Al reality le tenían mucho prejuicio, era desconocido. Lo desconocido era por dos cosas: por el prejuicio de que lo nuevo siempre es muy difícil de arriesgar, pero creo que la situación de urgencia a veces es la mejor amiga del riesgo, ¿no? Y Canal 13 estaba en una situación límite: “Bueno, listo, me la juego, porque no tengo nada que perder”. Ese manotazo de ahogado fue lo que finalmente abrió esta oportunidad.
Lo difícil venía después, porque nosotros ya habíamos hecho realities en Venezuela y en Colombia, países más “caribeños”, más abiertos, más irreverentes, incluso en su forma de mostrarse. Y cuando yo mostraba esos proyectos, sobre todo el de Venezuela, que era más osado, me decían: “Eso en Chile no va a pasar. Acá la gente no se dice las cosas en la cara”.
De hecho, cuando mostramos el primer “cara a cara”, me dijeron: “No, acá la gente no se enfrenta así. En Chile existe el doble estándar”. Y yo pregunté: “¿Qué es el doble estándar?”. Me explicaron: “Aquí la gente te dice una cosa de frente y otra por detrás”. Obviamente, eso pasa en todas partes, pero en Chile tenía hasta nombre propio, lo que me pareció curioso.
Yo no podía discutir contra esa percepción. Pero el formato funcionó, y el “cara a cara” terminó siendo revelador. Creo que en ese momento “Protagonistas”, así como hoy se ve el cambio que generan los influencers a nivel social y comunicacional, fue eso. Era ver cómo muchos padres decían: “Estoy viendo facetas de mi hijo que vive conmigo y que no conocía”. Fue abrir el mundo adolescente y joven al adulto.
También fue quebrar una barrera: la clase media no estaba muy reflejada en la televisión, se mostraba desde la ficción y de una forma muy estandarizada. Sobre todo en Chile, creo que “Protagonistas” rompió varias barreras culturales y sociales que tenían que ver con el prejuicio y con no conocerse a sí mismo.
Después decía: “Bueno, finalmente los ‘cara a cara’ de Chile fueron más potentes que los de Colombia y Venezuela”. Eso indicaba que los que manejaban los medios en ese momento no conocían al chileno que se venía.
Eso no quiere decir que “Protagonistas de la Fama” sea un hito, pero sirvió para tener otra mirada de los jóvenes de ese momento, que hoy ya tienen 30 o 40 años. Pero lo que hicieron Ballero, Cata Bono y Janis Pope fue revolucionario. Y lo único que hicieron fue ser lo que eran. Lo que pasa es que nosotros lo mostramos de la forma más cruda posible.
Y después, algo que no es menor: fue la primera vez que se dio, y que hoy se replica hasta el día de hoy, que es una cuestión que a veces solo pasa en el fútbol, pero en ese momento Chile todavía no había llegado a la “generación dorada” y había pocos hitos de una persona anónima que en tres meses se convirtiera en un rockstar. Entonces, esto era una persona anónima que en enero entra, sin que nadie lo conozca, y en meses ya es una estrella. Eso alimentó la fantasía de todos los chilenos.
Todos empezaron a encontrarle una nueva dimensión al sueño de la gente. Es decir, “Ah, a partir de la televisión, a partir de esto, hay una nueva forma de tener ambiciones reales”.
—De ahí surge el fenómeno del chico y la chica reality. ¿Has tenido contacto con algunos de los que han salido en los realities que trabajaste?
—Sí. Con algunos sigo en contacto. Con Álvaro Ballero, con Gonzalo Egas, Coca Mendoza. De hecho, vi a Coca hace poco en un partido de Colo Colo.
Al que más veo es a Álvaro, somos amigos. Con el resto tengo mucho cariño. El mundo me escribe de vez en cuando. Incluso estamos pensando juntar a todos los “Protagonistas”, porque eran chicos de 18 años y hoy tienen más de 40. Entre las cosas lindas está que Cata Bono y Pancho Möller siguen juntos, viven en España. Una pareja formada en 2002 que hoy sigue unida.
En general seguimos conectados por redes. Con los de “MasterChef” también recibo noticias. Con Elizabeth de “Protagonistas” hablé hace poco, ella fue la que me dio la idea de juntarnos. Queda una relación de gratitud mutua. Todo lo que fueron los realities del 13 terminó formando una comunidad de participantes y de audiencia que hoy es parte de la cultura pop chilena.
Sergio Nakasone por el regreso de "Mundos Opuestos": "Que esté al aire me llena de orgullo"
—¿Y qué recuerdos tienes de los realities del 13 y cuáles son tus favoritos?
—Yo lo repito: hoy estoy en HBO Max, en una de las compañías más grandes del mundo, pero no tengo dudas de que mi mejor etapa profesional fue Canal 13 y los realities.
Tengo tres que son mis preferidos: “Protagonistas de la Fama”, “Amor Ciego”, porque fue otro proyecto donde nos jugamos la última carta y la rompimos, y “Mundos Opuestos”.
“Mundos Opuestos” fue quizás el formato más creativo, 100% creado por el equipo de Canal 13. Hoy sigue vigente, está de nuevo al aire después de tantos años, se vendió a China, Colombia, países de Europa.
—¿Y cómo se les ocurrió?
—Éramos un equipo: mi mujer Verónica Ruaro, Mirko Morán, el director histórico de los realities, y yo. Veníamos de hacer “Año 0” y “1810”, los dos grandes éxitos. Y un día, en una mesa, a la mañana, dijimos: “¿Cuál es el próximo formato?”.
Venimos de hacer “Año 0”, que era el futuro, y de “1810”, que era el pasado. “¿Qué pasa si mezclamos lo mejor de los dos?”. En ese tiempo estaba el furor de las series, como “Lost”. Y de esa cultura pop surgió la idea de “Mundos Opuestos” y el concepto del vidrio, que fue lo más relevante: dos mundos hipercontrastados, que podían verse uno al otro.
Siempre me acuerdo de que cuando lo presentamos, todos decían: “Wow, qué buena idea”. Y nosotros no sabíamos que era tan buena hasta que la compartimos. Uno de comercial dijo: “Con esto le vamos a ganar a Viña”. Yo pensaba: “Es como decir que Chile va a salir campeón del mundo”. Y después sos campeón del mundo.
No tengo la menor duda de que, aunque por más que nos tocó hace un par de años ganar el Emmy con un proyecto de Brasil, nada supera… Eso no supera lo que yo sentí en “Mundos Opuestos”, “Amor Ciego”, “Protagonistas” y “Año Cero”.
No tengo dudas de que, si esos realities hubieran competido por el Emmy en ese momento, algo hubieran ganado. Hoy los Emmy están más abiertos a todo, pero esos son formatos que fueron creados por nosotros.
—Teniendo en cuenta que los reality shows tuvieron un momento de gran popularidad y luego una caída, ¿a qué atribuye esa evolución en el formato?
—Eso es como el ciclo de toda la televisión, y aplica a todo el consumo masivo. Es como la visión del público: llega un momento en que se satura. Para mí, el peak fue "Mundos Opuestos", y después fue difícil sostenerlo. Repito: son años… "Mundos Opuestos" fue en 2012 y veníamos desde 2003 con realities sin parar. Algunos mejor, otros peor, pero casi todos exitosos.
Después de "Mundos Opuestos", los que vinieron después ya nadie se acuerda. Luego fuimos a "MasterChef", que ya no es un reality propiamente dicho. Creo que se saturó. Ahora, en los últimos dos años, Canal 13 volvió a reflotar el concepto de “canal de los realities”, y también hay un resurgimiento del canal a partir de ellos. A mí, que "Mundos Opuestos" esté al aire, me llena de orgullo. Cuando lo vi… no lo veo todo el tiempo ahora, lo veo más por redes, pero cuando lo vi, me llenó de orgullo.
Cuando vi ese primer capítulo me acordé de cuándo estábamos en la oficina: Mirko Morán, Verónica Ruarte y yo creando ese formato en los papeles y escribiendo en un cuadernito.
—Ahora los realities están más actualizados y otros canales tienen otros formatos.
—Sí, sí.
—¿No le da la sensación de que, después de tanto tiempo, la gente quería ver realities?
—Sí, y vuelvo a otra cosa que me pasó. Cuando estaba en Canal 13 no salía de Chile: solo fuimos a New Jersey en su momento, cuando se hizo "Mundos Opuestos" en Estados Unidos para la NBC, que eso fue otro logro importantísimo, ¿no? Que Estados Unidos le compre un reality a Chile. Yo decía en su momento que era como cuando Alexis Sánchez llegó al Barcelona. Chile le vende un formato, Canal 13 le vende un formato a la NBC… era impresionante.
El proyecto se grababa en New Jersey y nos reciben como si fuéramos estrellas, ¿no? “Acá están los creadores de 'Mundos Opuestos',” y nos agasajaban, nos preguntaban cosas. Y nosotros felices de que aparecieran nuestros créditos en un programa de Estados Unidos como creadores.
Pasan los años, empiezo a trabajar en Warner Bros. Discovery e ir a ferias de televisión y cada vez que mi jefe me presentaba, lo primero que decían era: “Él es el creador de 'Mundos Opuestos'" y después decía mi nombre. Iba a Televisa, a canales mexicanos, americanos… pero me presentaran como el creador de "Mundos Opuestos" antes que mi nombre. Ahora el reality está de nuevo al aire y ya muchos se acordaban de "Mundos Opuestos" a nivel mundial y eso es impresionante.
—Y del “Mundos Opuestos” actual… ¿Hay algún personaje que te haya llamado la atención?
—Lo vi poco, para serte sincero. Lo poco que vi fue por redes, por curiosidad. Pero mi preferido siempre fue Joche. Me encantó verlo después y cómo se tomó el reality. También me engancho cuando veo un participante que surgió de nuestros castings como Yuhui, que estuvo poco, pero me gustó verlo. Yo tengo poco tiempo para ver realities, ojo, no reniego, siempre voy a estar agradecido, pero no tengo tiempo.
—De lo que has visto de “Mundos Opuestos”, ¿qué te ha parecido?
—Es bueno que esté “Mundos Opuestos” de nuevo. Está bien porque, además, en su momento Canal 13 me preguntó si yo tenía alguien para recomendar para hacerlo y recomendé a Marcos Gorban, quien está a cargo y es mi amigo. Y que también lo esté haciendo Marcos, me llena de satisfacción.
Yo bromeaba con él. Le digo: “Bueno, eh, tenés que cuidar a nuestro hijo. Porque no es mío, pero bueno, nuestro hijo queda en buenas manos”. Y lo cuidó superbién.
Así que él tenga “Mundos Opuestos” está bien. También me llena de satisfacción. También en Canal 13 está Claudio Contreras, que ya tiene un rol más ejecutivo, pero conoce muy bien los realities. Claudio Contreras, la China Robert, que eran parte de nuestro equipo, y que estén hoy en el canal, me parece espectacular.
—¿Ves alguna figura que sea como chico o chica reality que siga el furor que tuvo Álvaro Ballero?
—Creo que Cony del último “Gran Hermano Chile”. Hay muchas veces… Es raro cuando los realities de hoy apelan a personajes de hace 10 a 15 años. A mí me llena de orgullo que Pangal siga siendo protagonista, que Pangal vuelva a ganar un reality, es espectacular.
Pero de los últimos personajes que surgieron, repito, estoy medio desactualizado porque no los miro, Cony Capelli es la que más me llamó la atención, la que más me parece que se parece a la frescura que tenían Ballero, Janis Pope, todo eso del inicio, o Edmundo Varas y Cari Bastías.
—¿Y por qué se alejó del mundo de los realities y llegó a Warner? Porque uno piensa en Mundos Opuestos y lo asocia contigo.
—No, pero también los realities son tan demandantes… A ver, cuando los realities dejaron de tener relevancia fuimos cambiando de cuestiones. En un momento el canal decide cerrar el área de realities y, ahí, nos tuvimos que ir todos cuando se cerró.
No fue por opción dejar los realities, pero después siento que, como decía Steve Jobs, cuando uno mira la historia hacia atrás, fue bueno dejarlos porque me abrió otros caminos profesionales. Si no hubiera dejado los realities, hoy seguiría me hubiera perdido todo lo que me desarrollé en la parte de streaming, que es finalmente lo que hoy manda en la industria televisiva.
Y después hay una cuestión: yo digo que es como los futbolistas o los deportistas. Los realities exigen tanto física y mentalmente… es tanta la exigencia que, o sea, no es menor trabajar 16 horas los 7 días de la semana sin parar.
Hoy me acuerdo de aquellas épocas donde era reconocido que mi mujer Vero y yo nos quedamos a dormir en el canal con nuestra gata Malibú. Nos quedamos a dormir porque era más fácil que ir a casa. Yo vivía a cuadras del canal, pero me quedaba a dormir ahí, arriba, con un colchón, porque a veces ni siquiera dormía 4 horas, 2 horas a la noche, y a veces tenía que dormir a la tarde, casi como un soldado. En la noche tenía que trabajar, tenía que editar. Y ese tipo de vida no la sostiene uno mucho tiempo. Gracias a Dios la sostuvimos casi 15 años.
Pero hoy veo hacia atrás y veo lo que demanda a los que están haciendo realities ahora y no… Nunca digo nunca, porque si me quedo sin pega quizá lo vuelva a hacer, pero físicamente no es lo mismo tener 30 años que tener 55.
—¿No le gustaría volver?
—No. La realidad es que nunca digo nunca, porque siempre soy agradecido. O sea, el reality no solo me dio satisfacciones profesionales, me dio satisfacciones personales. Lo pude hacer con la mujer con la que hoy estoy casado. Arrancamos nuestra relación haciendo realities, y hoy llevamos casados 23 años. Una vida. Los realities nos unieron más en lo personal y en lo profesional.
Mis amigos, todos los que hice en el reality, los mantengo. Y también muchas cosas que gracias al reality del 13… grabamos en París, grabamos en China, grabamos en Portugal. Hicimos locuras que hoy son casi imposibles en televisión: Desde la invasión de los ninjas en “Año Cero” hasta cruzar los Andes. Cosas que les cuento hoy a mis nuevos equipos y no lo pueden creer.
De verdad, lo vivimos a plenitud y en la edad que correspondía. Volver es difícil, porque uno no tiene el físico. Y digo: es imposible hacerlo mejor que lo que hicimos. Mejor que quede donde está la sensación. No me gustaría volver… Porque la vara está super alta. Si no siento que puedo llegar a ese nivel, prefiero hacer otra cosa.
—Y para cerrar, ¿está viendo TV abierta en Chile? ¿Siente que falta algún formato en pantalla?
—No quiero ser malo, porque la televisión abierta atraviesa una crisis mundial. Los presupuestos se achicaron en todas partes. Pero siento que Chile siempre tuvo esa tendencia: uno hace una cosa y todos hacen lo mismo. Uno hace realities, todos hacen realities. Uno hace concursos de talentos, todos hacen concursos de talentos. Vuelve la farándula, todos hacen farándula. Uno marca la tendencia y todos van detrás.
Y con la falta de presupuesto, uno ve carencias de ideas. Faltan cosas que sorprendan. No solo en Chile, también en Latinoamérica, porque los presupuestos, al menos desde cuando yo estaba, se redujeron cinco o diez veces.
Hoy lo que antes me apasionaba en televisión lo veo en redes sociales, en streaming, en YouTube. El contenido cambió de plataforma y cada uno consume como sea. Yo te digo: no veo los realities. Sí, es verdad. No los veo, pero los sigo por Instagram, por redes. Todo lo que te puedo contar de la TV abierta lo veo por redes, no por la tele. Solo mantengo la TV abierta para los eventos deportivos, para el fútbol y todo eso.


