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"Yo quiero ser villano" : Carlos Díaz confiesa por qué no quiere volver a hacer personajes buenos

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Entre recuerdos, humor y confesiones inesperadas, Carlos Díaz habló en Alfombra Roja de todo: el éxito, el amor, las teleseries icónicas y sus temores más intensos, incluido el pánico a grabar en el Cementerio General.

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Volver a Canal 13 fue, para Carlos Díaz, algo más que una simple visita: fue un regreso a los pasillos donde comenzó a construirse su historia. Apenas tomó asiento, la emoción se le notó en la voz mientras agradecía la invitación y confesaba a Alfombra Roja lo simbólico del momento. 

Ahí mismo, en esa “primera casa televisiva”, dio sus primeros pasos en 1993, sin imaginar que esos días marcarían el inicio de más de tres décadas frente a las cámaras. 

Hoy, mirando hacia atrás, habla de esos años con una mezcla de nostalgia y orgullo, como quien vuelve al lugar donde empezó todo y se encuentra con la versión más joven de sí mismo, aún llena de sueños por cumplir.

- ¿Qué recuerdos tienes de tus días en teleserie Champaña?

- Estaba en la escuela de teatro, en segundo año en la Universidad de Chile. Alfredo Castro, él me incitó a venir a hacer una prueba de cámara; jamás pensé que iba a quedar.

Entonces, yo veía puros modelos, modelos, modelos, y yo dije, ya, Carlos. En esa época estaba flaquito, chiquitito; dije, no, imposible. No caché lo que venía de ahí en adelante.

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- Haciendo un repaso por tu trayectoria, es inevitable no detenerse en una teleserie juvenil superexitosa, Amor a domicilio (1995). ¿Cómo recuerdas esos días?

- Y esa yo creo que es una de las teleseries a las que más cariño le tengo; es un personaje que cambió un poco toda mi trayectoria profesional, porque ahí yo hacía el personaje de Josecito. Josecito era muy tímido, y yo le hice como un homenaje a mi vida de alguna forma, porque yo cuando era chico era extremadamente tímido y yo me vestía como me vestía Josecito. 

Lo que yo propuse de vestuario era con esta camisa, abotonada hasta el último botón, muy tapado, que era un poco lo que yo hice en mi vida cuando era chico, y ese personaje fue ese homenaje a mí mismo, y la teleserie tuvo mucho éxito y el personaje también. 

Éramos 42 actores, y hoy día eso es impensable; hoy día las teleseries tienen 16 o 18 actores, a lo más; esa es una teleserie con un elenco grande, pero ahí aprendí mucho.

- ¿Qué sientes al verte interpretar a Josecito?

- Fíjate qué emocionante, y como que no me reconozco. Bueno, mi hijo se parece mucho a mí; para mí es verlo a él ahí. Bueno, mi hijo es más guapo de todas maneras, pero es como verlo ahí a Gaspar en esas escenas. Los 90 en Canal 13 fue una bonita época, llena de gente en el canal, y había muchas cosas, era muy entretenido. 

- Sobre la cantidad de personajes, ¿a qué se debe este cambio en disminuir el número de actores?

- Yo creo que primero un tema de presupuesto. Los presupuestos ya bajaron muchísimo; ya no es el mismo presupuesto que se tenía hace 10 años o hace 15 años. Y las historias también empiezan a ser más rápidas, ¿no?, y se centran en muchos menos personajes. Las historias de 40 personajes, claro, tú veías que un personaje podía salir una escena o dos escenas por capítulo; hoy en día un personaje sale mucho más que eso, y también las teleseries son más cortas, duran 25 minutos.

La gente por eso alega mucho; la gente dice: "¡Ay, que corta la teleserie!". Sí, son 25 minutos, más los comerciales, más el recuerdo de la teleserie del día anterior, el resumen, más lo que va a venir la otra. Entonces, abarcan todo para que, claro, en pocos meses puedan grabar la teleserie y la transmiten en más meses, de todas maneras.

- Y tú, Carlos, como televidente, ¿qué prefieres? ¿Una teleserie que dure una hora o las que están durando 25 minutos?

- A mí me gustan las cosas un poquito más cortas; 25 minutos yo creo que está perfecto; si está bien diseñado ese capítulo, es muy bueno. Porque estamos viviendo en otra época; esta época es de la época de la rapidez; la gente, si se aburre, se cambia. Entonces yo creo que 25 o 30 minutos está superbién y sobre todo si tú tienes la opción de seguir viéndola, tú la vas a seguir viendo y vas a ir consumiendo capítulo a capítulo.

Carlos Díaz recuerda el romance que nació en Adrenalina

Siguiendo ya esta locomotora de recuerdos, vamos a pasar a Adrenalina, otra teleserie icónica de Canal 13. Pero tú ahí conociste a alguien especial, a Camila.

Adrenalina para mí… Tiene muchos recuerdos, es muy emocionante porque ahí conocí a la Camila, que es mi actual esposa, y ya llevamos 29 años juntos. Casi 30, que es la edad de Adrenalina. Y nos casamos en el año 2000. Fue muy bonito, ha sido un bonito camino, superbonito camino.

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- ¿Y cuál es la receta para mantener una relación como esta?

 Yo no tengo receta; yo creo que primero está el amor. De todas maneras, a veces el amor, las parejas se acaban, pero lo más importante es el amor, el respeto y entender que uno va cambiando en el tiempo.

- O sea, yo no soy el mismo Carlos del año 96 y no es la misma Camila también que conocimos en el año 96. Yo creo que hemos cambiado y entender ese cambio, ese proceso, ir respetándolo e ir queriéndose de la misma manera, yo creo que eso es, eso es.

- Ustedes no solo comparten una vida juntos, también comparten niños. Y me quiero detener en el emprendimiento que tienen, Hojas de Cami. ¿Cómo nace?

- Esto empezó en pandemia, porque la Cami quería hacer algo. Entonces buscamos; yo había tenido otro emprendimiento, que era un emprendimiento de diseño de interior; me encanta el diseño. 

Y teníamos un emprendimiento con otra persona, de sillas y muebles que traíamos de afuera y los empezamos a vender. Y claro, llegó la pandemia, el estallido, ahí un poco empezó a tambalear, y la Cami, por su parte, empezó a hacer tortas, una receta que ella tenía, y empezamos a hacerla en la casa, y empezó a crecer esto. 

Durante la pandemia, Carlos Díaz recordó cómo el emprendimiento de su pareja, Cami, pasó de ser un trabajo completamente artesanal en casa a convertirse en una marca explosivamente demandada. Mientras ella elaboraba tortas desde temprano hasta la noche, él se encargaba de repartirlas, y el negocio comenzó a crecer de forma inesperada. 

El punto de quiebre llegó cuando aceptó participar en el programa La Divina Comida -después de haber rechazado la invitación varias veces- y aprovechó el postre para mostrar lo que entonces se llamaba Las Mil Hojas de Cami. Tras la emisión del programa, la cuenta sumó cerca de 7.000 seguidores en menos de 20 horas, todos pidiendo tortas, desatando un caos emocionante que llevó incluso a lágrimas de sobrepaso. 

Carlos nos relata que, con la ayuda del padre de Cami, montaron su primer taller en barrio Italia, crearon una página web, nació oficialmente Hojas de Cami y, con el tiempo, abrieron su primer local en MUT, un paso arriesgado, pero que hoy celebran como parte esencial del crecimiento del proyecto.

(El local del MUT) es totalmente nuestro estilo, y acabamos de abrir nuestro segundo local en Ñuñoa y estamos muy contentos. Yo admiro mucho lo que hizo la Cami. 

- ¿Cómo fue eso de encargarte en pandemia del reparto?

- Lo más divertido es que a gente como que me miraba, y le escribían después a la Cami, al chat de esa época: ‘Oye, ¿me vino a dejar la torta el actor?’ Pero es que en esa época nadie sabía que este era del emprendimiento de nosotros dos, entonces era muy divertido; de repente había gente que estaba esperando que yo se la fuera a dejar.

- ¿El constante trabajo termina afectando en algún momento la relación, o al contrario, la fortalece?

- Creo que acá hay un punto en común, y eso es muy bonito, tener un objetivo, una visión y una misión también como pareja. Nosotros siempre hemos trabajado juntos; yo trabajé con ella en televisión, en teatro; cuando yo estuve trabajando en la universidad, también ella era parte del staff de profesores, éramos compañeros como profesores, y además, después, cuando yo fui director de la carrera, ella trabajaba también como profesora; empezamos a trabajar juntos en eso.

- La llegada de Luciano Santa Cruz y Leonardo San Martín

Carlos Díaz recuerda con especial cariño el intenso momento en que su carrera dio un giro inesperado. Mientras dividía su tiempo entre dirigir la carrera de Teatro en DUOC, hacer clases en la Universidad del Desarrollo y otros proyectos, recibió la llamada que confirmaba su participación en Amanda

Explica que había pasado todas las pruebas para el personaje de Luciano Santa Cruz sin saber que sería el rol protagónico, una sorpresa que terminó marcando su rutina por completo. Entre jornadas maratónicas y noches dedicadas a estudiar, vivió una etapa agotadora pero profundamente significativa para su trayectoria.

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- La teleserie fue un éxito en Chile, lo que llevó a su adaptación en varios países. ¿Qué te parecen estas reversiones?

- Fue superbonito, porque, por ejemplo, en Uruguay la dieron y fue un éxito total con alcance internacional. 

Tanto así que en -parece que fue en 2019-  un matinal de allá me hicieron una entrevista por teléfono dos veces y me acuerdo que eso fue muy bonito, que yo estaba en Roma, entrando al Vaticano, y llegan unos uruguayos y me dicen: ‘Oye, tú eres Carlos Díaz, tú eres Luciano', y yo digo, sí. Me responden que nosotros la vemos en Uruguay y que fue un éxito enorme’. Y ahí, imagínate que la teleserie la estuvieran viendo en Uruguay y, encima, te reconocieran uruguayo; fue muy bonito. Ahí veías el alcance que tiene la teleserie.

- ¿Has visto alguna de las adaptaciones?

- No, no he visto, solo algunas imágenes nomás de la publicidad.

- Al mencionar Amanda es inevitable no hablar de aquella escena con el toro, muy viralizada en redes sociales. ¿Qué te causó ver la toma?

- A ver, la escena del toro, yo creo, a mí me la mostraron antes y yo pensaba y lo dije, que le faltaba algo. Pero yo creo que hay un tema de edición, más que nada, de esa escena.

Yo no la encontré tan terrible; yo creo que le dieron mucho más de lo que la escena es. Pero claro, se podría haber hecho mejor, o haber editado mejor, darle más tensión a esa escena.

- Al conversar contigo, es inevitable no mencionar tu rol en Verdades Ocultas. ¿Cómo lo recuerdas?

- Yo entré en el capítulo 30 de la primera temporada. Estuve tres años, pero la sensación del público fue que estuve en toda la teleserie. Porque después hablaban de este personaje; siempre se habló del personaje, entonces quedó instalado en el público que este personaje estuvo siempre.

Para mí también una de las, yo creo que Amor y Domicilio y Verdades Ocultas fueron, han sido las tres series más fuertes que he hecho y que la gente más se acuerda; Leonardo San Martín, la gente todavía se acuerda.

- Oye, ¿se trató de tu primer personaje de villano?

- Sí, fue mi primer villano.

- ¿Qué se sintió estar ahí en el otro lado de la verdad?

- Yo quiero ser villano de aquí en adelante. Por siempre y para siempre, me encantó.

Y más encima, después le pusimos hartas cosas cuando él volvía con la cara.

- Con las prótesis.

- Tenía prótesis y encima le puse una voz distinta. Yo ahí lo pasé muy bien. Yo volví, yo me hicieron una despedida en el canal, feliz, ya todo, y yo me vine para acá. Canal 13 fue una de las últimas teleseries, Río Oscuro, y me llaman de nuevo y digo, pero si yo estoy muerto y me mataron con ocho balas. No, no, no, sí, vamos a ver primero fantasma y después llegar. 

Y bueno, y esa vuelta fue superentretenida, pero claro, cuando este personaje mata a la mamá, este personaje mata a toda la gente que de alguna forma le hacía daño; él se vengaba. Entonces era muy entretenido. Era mucha escena nocturna porque era todo en acantilado, en cosas que se tiraban para abajo; era muy entretenido.

- Eso te iba a preguntar sobre tu personaje cuando mataste a tu mamá, Teresita Reyes, que también fue el primer personaje antagónico de ella, ¿no?

- Al parecer, sí. Parece que la Tere fue el primer personaje que ella hizo así como tan fuerte y fue muy bonito.

- ¿Cómo se prepararon para hacer esa escena?

- Esa escena fue superdura; yo siempre estaba pidiendo perdón a la Tere: "Tere, yo te quiero, perdona, perdona, perdona, perdona", porque encima el personaje la tenía amarrada durante muchos capítulos; la pobre Tere estaba en la cama amarrada, mucha escena, y sufriendo y todo. Y esa escena, claro, había algo psicótico; de todas maneras, este personaje tenía aspectos psicóticos. Yo tengo una amiga que es psicóloga y poco trabajamos cómo reaccionar ante esto.

Y también los aspectos psicóticos que cada persona tiene, y de ahí empezar a buscar desde el texto, desde la acción, cómo poder resolver esa escena. Pero fue súper, fue súper dura; al final nos abrazamos con la Tere, era como mucha, perdona, Tere, no quería matarte, le tenía mucho cariño a la Tere, mucho cariño.

Tenía prótesis y encima le puse una voz distinta. Yo ahí lo pasé muy bien. Yo volví, yo me hicieron una despedida en el canal, feliz, ya todo, y yo me vine para acá. Canal 13 fue una de las últimas teleseries, Río Oscuro, y me llaman de nuevo y digo, pero si yo estoy muerto y me mataron con ocho balas. No, no, no, sí, vamos a ver primero fantasma y después llegar. 

Y bueno, y esa vuelta fue superentretenida, pero claro, cuando este personaje mata a la mamá, este personaje mata a toda la gente que de alguna forma le hacía daño; él se vengaba. Entonces era muy entretenido. Era mucha escena nocturna porque era todo en acantilado, en cosas que se tiraban para abajo; era muy entretenido.

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- Eso te iba a preguntar sobre tu personaje cuando mataste a tu mamá, Teresita Reyes, que también fue el primer personaje antagónico de ella, ¿no?

- Al parecer, sí. Parece que la Tere fue el primer personaje que ella hizo así como tan fuerte y fue muy bonito.

- ¿Cómo se prepararon para hacer esa escena?

-Esa escena fue superdura; yo siempre estaba pidiendo perdón a la Tere: "Tere, yo te quiero, perdona, perdona, perdona, perdona", porque encima el personaje la tenía amarrada durante muchos capítulos; la pobre Tere estaba en la cama amarrada, mucha escena, y sufriendo y todo. Y esa escena, claro, había algo psicótico; de todas maneras, este personaje tenía aspectos psicóticos. Yo tengo una amiga que es psicóloga y poco trabajamos cómo reaccionar ante esto.

Y también los aspectos psicóticos que cada persona tiene, y de ahí empezar a buscar desde el texto, desde la acción, cómo poder resolver esa escena. Pero fue súper, fue súper dura; al final nos abrazamos con la Tere, era como mucha, perdona, Tere, no quería matarte, le tenía mucho cariño a la Tere, mucho cariño.

- Te cuento que en TikTok, si tú buscas tu nombre y verdades ocultas, van a aparecer muchos edits que son como compilados de tu aparición, y los comentarios que más se repiten es que tú eras un villano en una historia mal contada. ¿Cómo sientes ser un villano, pero al mismo tiempo un villano que genere cariño, que te quieran?

- Eso nunca entendí, porque la gente me gritaba cosas, pero al mismo tiempo me quería, entonces no sé. No entiendo por qué a este villano lo quisieron; a lo mejor era por los personajes que yo había hecho antes. No tengo una respuesta de por qué a este villano lo querían; le gustaba a la gente.

Carlos Díaz repasó también su participación en El día menos pensado, un trabajo que, según confesó, al principio le generaba cierta inquietud por lo truculentas que podían ser las historias. Sin embargo, destacó a AR que la experiencia con Carlos Pinto fue tan particular como enriquecedora. 

El actor explicó que Pinto no entregaba guiones anticipados: contaba la historia a grandes rasgos y recién en el set escribía la escena, que los actores recibían con apenas unos minutos para estudiarla. Con el apoyo de una directora de actores, Díaz debía lanzarse a interpretar desde la intuición y la inmediatez.

- Carlos, la duda que me surge con este programa es que, cuando tú estabas grabando tus escenas, ¿te pasó alguna situación paranormal?

- No, pero yo le tengo terror a eso.

Yo le tengo terror a los ovnis y a los fantasmas, terror, terror. 

Yo no camino solo en la calle porque veo que se me va a caer un ovni a la cabeza, que me va a abducir y todo eso. Eso es a lo que le tengo más miedo, y los fantasmas también; yo a veces no me quedo solo, dejo prendidas las luces de la casa.

- ¿Te da miedo la oscuridad?

- Sí, en las casas antiguas no entro, me da susto, o un baño en una casa antigua o me dicen, ‘acá penan’, yo te juro que me aguanto.

- O sea, no podemos invitar a Carlos a un recorrido por el Cementerio General.

- No. Mira, me pasó una vez que estábamos grabando una serie que se llama Montecristo, en el Mega, y me toca grabar en el Cementerio General, en la noche, y me dicen: ‘Ya, tú estás citado en la locación’. O sea, tenía que llegar al Cementerio General, pero tenía que entrar solo y ahí me recargué de miedo porque entró en mi auto y yo sentí, imagínate entrar por las calles del Cementerio General y yo ya sentía que había fantasmas en la presencia, prendí las luces, estaba aterrado y ahí a la vuelta no me fui solo en el auto, alguien me tuvo que acompañar hasta la puerta.

Fue lo más freak que hay porque había como el catering entre medio de las tumbas, y comimos carne encima; fue terrible, se me había olvidado que había grabado en el cementerio de noche.

- ¿Cuándo comenzaste a dar clases? También ya me adelantaste que fuiste director de carrera. 

- Sí, fui director de la carrera. Bueno, soy director de teatro también. No, de la carrera no. La dejé en el año 2017. Fueron 22 años que yo hice clases, principalmente en el Duoc, en la carrera de actuación en Santiago y en Viña. Después tuve 22 años en la Universidad del Desarrollo, en la Facultad de Comunicaciones, haciendo clases a los publicistas, a los periodistas y a los cineastas.

Hice también clases en la Universidad de Santo Tomás, cuando estaba abierta la carrera de actuación. Hice la Universidad del Desarrollo en Concepción, a la carrera de actuación. Hice un semestre ahí.

Y lo más bonito es que una de mis alumnas era la Belén Mora, la que está casada con el Toto Acuña. Y el Toto también fue alumno mío. Pero nunca se conocieron cuando yo fui profesor, pero fui profesor de ellos dos.

Y ahora el hijo de la Belén es compañero de mi hijo en la carrera de actuación en la Católica. Así que es súper bonito todo el vuelco, toda la vida que se ha llevado.

- Nombraste a tu hijo en varias ocasiones durante la entrevista. Y también Gaspar está dando sus pasos en la actuación. ¿Cómo estás viviendo ese momento?

- Lo que sí puedo decir es que para mí es un orgullo porque él está haciendo los pasos y también tiene la disciplina. Y él elige este camino y para mí fue un orgullo porque hizo sus primeros pasos antes de entrar a la Escuela de Actuación en la teleserie Juegos de Ilusión.

Y era muy bonito verlo ahí, estos dos personajes que se fundían. Y después, bueno, hizo un papel chiquitito en nuestra teleserie y trabajamos juntos el año pasado en una obra que yo dirigí y también actuamos en Peter Pan, que es un espectáculo teatral. Gaspar era Peter Pan y yo era Capitán Garfio. Es un musical que lo pasamos muy bien. Fue muy estresante porque lo tuvimos que hacer en muy poco tiempo, pero fue muy bonito.

- Carlos, ¿y en qué proyectos estás actualmente? Sí nos puedes adelantar. Ya nos habías dicho que se viene una obra pronto.

- Sí, yo estoy ahora trabajando casi 100% en teatro. Estoy con el guionista del presidente, que estamos en el Teatro Mori Vitacura, los viernes y sábado. Estamos ahí con Andrés Velasco, Cristian Zúñiga, que es una comedia muy entretenida, muy interesante.

EL 13 de noviembre, estrenamos también en Mori Vitacura una obra que se llama Divorciados 2.0. Que ahí estamos con Fernando Larraín, con Chico Muñoz, con Andrés Velasco y yo. Y lo pasamos increíble. Es una comedia también; está muy divertida. Así que me he dedicado a las comedias ahora, a la entretención. Y además sigo con mis clases. 

- Ya para finalizar, quiero saber cómo te ves dentro, en los próximos cinco años, ¿qué te ves haciendo?

- Chuta, qué difícil pregunta. Primero, yo siempre busco pasarlo bien; cuando yo digo pasarlo bien, es que pasan por todas las emociones. No es como la felicidad. No, yo creo que la felicidad también va en uno poder emocionarse, llorar. Yo creo que es un ramo de emoción. Y claro, la vida da tantas vueltas que no te sabría decir para dónde voy. 

Hay muchos caminos, por supuesto; me gustaría seguir en el camino de la actuación, en el teatro y la televisión. Un poco seguir con ese camino profesional que he tenido hasta ahora y seguir puliéndolo. Y, bueno, también la familia, que es algo para mí superpotente y es un pilar grande: la Cami, la Sara, Gaspi y también mamá, hermanos.

Y, bueno, construir este camino también de la empresa que estamos construyendo con la Cami. Así que eso siga para adelante.

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