“A los 50 quiero dejar de trabajar”: Rodrigo Díaz sorprende con su sincera reflexión sobre el éxito, el baile y la vida después de Rojo
Desde su rol como instructor de Zumba hasta su compromiso con la inclusión a través de Ciclodanza, Rodrigo Díaz conversó con Alfombra Roja y demostró que su motor sigue siendo el baile.
El reconocido bailarín e instructor de Zumba Rodrigo Díaz regresó a la pantalla en una íntima entrevista con Alfombra Roja, donde repasó su carrera, los momentos más desafiantes de su vida y el proceso de crecimiento que lo tiene hoy en un momento de calma y plenitud.
Con la serenidad que lo caracteriza, Rodrigo reflexionó sobre sus más de dos décadas en televisión, desde sus inicios en Rojo Fama Contrafama hasta sus actuales proyectos en docencia y dirección artística.
Los proyectos que mueven a Rodrigo Díaz
Rodrigo Díaz expresó a AR su entusiasmo por distintos proyectos que mantiene actualmente. Destacó que Zumba se ha consolidado como una de las disciplinas más popular en Chile, especialmente entre mujeres mayores de 18 años, según cifras de Cadem.
- ¿Cuáles son tus proyectos y qué te emociona ahora?
- Hartas cosas, la verdad. Antes con Zumba era quema calorías, baja de peso y hoy día tiene otra figura. Desestrésate, cambia tu ánimo, genera felicidad; tiene un componente psicológico súper importante y sobre todo en los tiempos que estamos viviendo.
Entonces es algo que me gusta hacer; me gusta ver cómo las personas llegan al principio de la clase y cómo se van felices con sus caritas rojitas. Me encanta eso, me encanta poder tener un impacto con lo que a mí me gusta hacer, que es el baile, en las personas y sobre todo en la salud de las personas, que hoy día es tan importante.
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- Exacto, entonces podríamos decir que Chile es un país más zumbero ahora.
- Más zumbero, un país más deportista que hace más actividad física. Yo recuerdo hace muchos, muchos años, cuando se creó el programa Elige Vivir Sano, que se empezaron a inaugurar las máquinas de ejercicio en las plazas. Me tocó muchas veces ir a las plazas a inaugurar estas máquinas de ejercicio y la verdad que viendo ese Chile de antes con el Chile de ahora. Somos un Chile que se mueve mucho más, a pesar de que las tasas de obesidad en los niños siguen subiendo por otros factores también, pero estamos haciendo más deportes.
Así que nada, yo feliz de contribuir con un granito de arena, que es lo mío, que es el baile.
- Rodrigo, ¿cómo iniciaste en este mundo? Porque tengo entendido que tú tienes una certificación que no todos tienen.
- A los que capacitamos instructores nos llaman especialista en educación de Zumba con la sigla CES, Zumba Education Specialist. Somos los que capacitamos y certificamos a los instructores para que puedan hacer clases. En Chile somos dos; está Natalia Salas, que es mi compañera, y estoy yo; somos los únicos facultados para poder entregar esa licencia.
Nosotros tenemos que ir a renovar estas licencias todos los años en Estados Unidos, a renovar nuestros contenidos, a renovar nuestros conocimientos, a tomar cursos de capacitación que también van con todo lo que está pasando a nivel tecnológico, aplicaciones para generar marketing, para editar tu música y todas esas cosas; después se las tenemos que enseñar a los instructores.
Me tocó primero partir con Chile, después seguí con toda Latinoamérica, Perú, Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Colombia, menos Venezuela; ha sido el único país donde no he estado, pero de Costa Rica para abajo, me ha tocado en estos 19 años de carrera certificar a muchos instructores.
- ¿Y cómo comenzaste con la zumba?
- Yo empecé con esto en el año 2006; imagínate que se van a cumplir casi 20 años, cuando era un lolo, cuando era jovencito ahí en el programa Rojo. Fue en Rojo que nos tocó traer esta disciplina y debo reconocer que al principio a mí no me gustaba, la encontraba… No me gustaba porque obviamente venía a ganar un programa de baile, tenía al bailarín y al coreógrafo en mi cabeza y los bailarines sufren en Zumba.
Zumba tiene que ser sencillo, tiene que ser fácil; tú no puedes frustrar a las personas con las coreografías, las personas tienen que disfrutar, tienen que escuchar la música, tienen que cantar, pero en el fondo lo que uno hace es que la persona viva una experiencia en una sala de clases; más que una clase de baile, es una experiencia.
- Rodrigo, y lo de Zumba, ¿fue previo a tu academia o la academia ya la iniciaste después?
- Mi academia inició en el año 2004; un año después de haber ganado Rojo, Zumba llegó a mi vida en el año 2006, que fue cuando me propusieron ser el rostro de la marca, ir a Estados Unidos a certificarse y a traer esta disciplina para acá.
- La academia ya tiene mucha historia.
- La academia ya cumplió 20 años; la academia, yo no (risas).
- ¿Cómo ha cambiado? ¿Cómo sientes que ha cambiado la academia?
- Uf (risas), también ha sufrido cambios; todo cambia en el tiempo, el negocio también cambia. Yo recuerdo cuando recién partí con la escuela; éramos muy poquitas escuelas de baile que había y ahí empecé a meterme ahí con cosas nuevas, con tendencias que estaban pasando en Estados Unidos -Girly y Hip Hop- que eran corrientes que recién venían entrando a Chile; estoy hablando en el año 2004-2006.
- Y el baile urbano.
- El baile urbano es el caballito de batalla de nuestra escuela, pero ha crecido harto; en un minuto llegué a tener siete academias; en Santiago era Chicureo, Las Condes, Vitacura, Providencia, Maipú, Viña del Mar y Puerto Montt.
- ¿Y cómo llega el K-pop a tu academia?
- La pandemia siento que fue una oportunidad tremenda para poder reinventarse; en mi caso, siempre yo he tratado de hacer cosas que van superalineadas con mi pasión, que es el baile, Zumba, la ciclodanza, la Fundación.
Compré una plataforma de K-pop donde eran exclusivamente clases coreanas, enseñaban a cocinar comida coreana, organizaban viajes para llevar a los chicos a Corea; fue una etapa súper linda, también, para serles sinceros… día de revelaciones (risas). Cuando estaba terminando la pandemia, yo no quería que terminara; estaba tan bien, estaba tan cómodo en mi casa, tenía un estudio de televisión con tres cámaras, hacía publicidad, grababa contenido, hacía clases para niños, me encantó y no quería que terminara la pandemia, pero bueno, había que salir y fue fuerte el cambio también.
- ¿Te impactó económicamente la pandemia?
- Una de mis escuelas estaba en un mall y, cuando salimos de la pandemia, los malls estaban con muchas restricciones; por ende, mi escuela también tenía muchas restricciones. Fue un periodo bien duro de rearmarse económicamente porque afectó mucho el tema económico y la gente no quería tomar las clases virtuales, quería presenciales, pero teníamos un aforo súper acotado.
Entonces fue un periodo difícil; yo te diría que hay muchas escuelas de baile que cerraron.
No me voy a poner a criticar, pero al contrario, uno tiene que irse adaptando a los cambios del mercado y nosotros nos hemos ido adaptando y hoy día nos está yendo súper bien. Yo creo que una de las cosas que me enseñó la pandemia fue a disfrutar de lo simple, a no matarme trabajando, que el día que me muera me voy a ir sin nada.
- Rodrigo, ¿qué es este evento Spring Camp?
- Es un campamento de primavera, ahora que el clima está tan lindo. Para este evento de zumba, nosotros nos inspiramos en Tomorrowland, este festival electrónico que se hace en diferentes países. Fui a Brasil hace dos años a conocer este festival; dijimos: "Si la gente vibra en esos festivales con música electrónica, nosotros hagamos vibrar a la gente con clases de Zumba". Viene gente de todo el país, van a acampar durante el viernes 31 de octubre, que es Halloween, y el primero de noviembre tenemos en Rancho del Sol, que queda en Buin. Un recinto exclusivamente para nosotros para disfrutar dos días, bailar sin parar, noche y día.
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“Este año no tenemos ninguna presentación” en Teletón
- Dentro de todos los proyectos que tienes, nos movemos a Ciclodanza Teletón, ¿cómo se formó?
- Ciclodanza Teletón, bueno, también es del año 2004; son 22 años que llevo como director de la Ciclodanza, un proyecto hermoso. Hoy día no estoy tan solamente yo en Ciclodanza, hoy día es todo un equipo.
Ciclodanza antes era un proyecto que solamente se hacía para el programa de televisión, o sea, cuando había campaña de Teletón, que siempre es en diciembre o en noviembre, yo ensayaba un mes o un mes y medio antes de la Teletón.
Con el paso de los tiempos, los mismos terapeutas, los mismos doctores, los profesionales del Instituto Teletón, se empezaron a dar cuenta de que los alumnos que asistían a los talleres de danza o a estas coreografías demostraban un avance; había cambios en la salud de estos pacientes. Fue así como se formaron los talleres de UTAC, unidades de terapias artísticas, donde Ciclodanza pasó a ser parte de ese taller y ya no solamente un mes antes del programa de televisión, sino que durante todo el año.
Entonces los chicos parten en marzo y tenemos la presentación final que es en el mes de enero; ahí vienen unas breves vacaciones y ya en marzo retomamos nuevamente el ciclo.
Así que nada, los chicos siguen perfeccionándose; obviamente, hay muchos que ya después de los 18 años les dan el alta y los pierdo de alguna manera; se me van de la Teletón después de tener los 10-12 años bailando, que se transforman en tremendos bailarines en silla de ruedas.
- ¿Ahí es donde nace tu fundación?
- Justamente por lo mismo es cuando nace este otro proyecto que lo mencionaste, que es mi fundación, que se llama Movimiento Activo, que es justamente para recoger a todos los que salen de Teletón, que les dan el alta y que después de la Teletón no tienen ningún espacio similar al de Ciclodanza afuera, o sea, no existe.
Y me da mucha pena porque todo el trabajo que se hace en Ciclodanza, de alguna u otra manera, lo perdíamos y ya eran cabros que bailaban increíbles, se paraban en una rueda, giraban, hacían acrobacias.
A muchos de ellos los hemos certificado como instructores de Zumba en silla de ruedas.
- ¿Ustedes ya están preparando algo para Teletón o viene derivado de todo el trabajo que hacen en el año?
- Mira, antiguamente siempre teníamos un espacio en la Teletón, hasta que hubo un año donde los chicos no se pudieron presentar; quedamos ahí en el Parque O'Higgins, como se dice, con los crespos hechos. Ese año fue un año súper frustrante para mí; de hecho, yo me mandé unas declaraciones ahí, no contra la Teletón, sino contra las personas que hacen el programa de televisión, de cuál era el propósito, de qué es lo que querían mostrar en pantalla.
- ¿Qué dijiste?
- Ahí me fui de madre, me enojé, me fui, me retiré indignado y ese año entendí que nosotros como taller, como Ciclodanza, no podíamos trabajar solamente para el programa de televisión; como que le quitamos un poco, no de importancia, pero le quitamos un poco de peso porque no dependía de nosotros el poder estar o ir al aire y para no frustrar a los niños.
Entonces tenemos muchas actividades; antes era como solamente en el programa de televisión lo que podíamos ver, y ahora no, ahora tenemos muchas presentaciones y, cuando la Teletón quiera contar con nuestros servicios, nosotros ya tenemos todo preparado, así que felices de participar, pero este año no tenemos ninguna presentación.
- ¿Entonces existía mucha presión en los niños?
- Hoy día, Ciclodanza está un poco más como una escuela, como un taller de preparación; hay muchos niños a los que les cuesta mover la silla. Entonces, presionarlos a hacer un montaje para un programa de televisión requiere tiempo, estrés. Yo los tengo que retar bastante porque tengo que ser exigente con lo que vamos a mostrar, porque obviamente son millones de personas que ven el programa, entonces también a veces es contraproducente presionarlos tanto cuando están recién en un proceso, donde se están adaptando a la silla, donde están aprendiendo a mover la silla, a coordinarse en el tiempo, entonces hay que tener mucho cuidado con esos detallitos.
- Se agrega más lo humano y se quita un poco como esta frialdad, entre comillas, que tiene la televisión.
- Lo más importante y algo que destaco de todos los profesionales del Instituto Teletón es la seguridad y que los niños se sientan bien; lo más importante son ellos, los niños en lo primero, y eso me encanta, poder trabajar con profesionales que tienen esa mentalidad; cuidan mucho a los niños en la Teletón.
- Rodrigo, nos surgió una duda, ¿cómo te preparaste para poder entrenar a los chicos?
- Buena pregunta, no existe, no existe una escuela o un programa que te capacite para poder enseñarle a otro en silla de ruedas. A porrazo, o sea, llegó un minuto en que Teletón me pasó una silla y yo practicaba en mi casa y me sacaba la mugre, me golpeé un montón de veces… También es muy importante la silla; o sea, las sillas de ruedas comunes y corrientes no sirven para bailar. Para poder bailar son sillas especiales y son sillas carísimas, valen arriba de un millón de pesos cada una y son con materiales livianos, de aluminio, que tienen otro tipo de respaldo.
- ¿Cómo las financian?
- Me ha tocado salir a pedir ayuda; me han donado sillas profesionales. Agradezco a todas las marcas que han estado conmigo desde el inicio de mi taller, pero he tenido que golpear hartas puertas para poder en el fondo armar este taller.
Recuerdo que un año estuvimos invitados, fuimos invitados por Zumba a Estados Unidos a presentarnos en la abertura de esta convención mundial que son 8.000 personas y ahí Zumba nos pagó todo, nos fuimos con pasaje, los chicos en hotel, como muy artistas, pero el año siguiente queríamos volver y ya no estaba esa invitación, entonces ahí me tocó pedir ayuda. Me acuerdo que le escribí a la Fundación Luksic, me respondieron inmediatamente y fueron ellos los que hicieron posible poder comprar los pasajes y llevarme a los chicos nuevamente.
Entonces desde ahora les agradezco un montón a las personas de esa fundación que me pudieron ayudar, pero siempre he estado en esa tónica, como pidiendo ayuda, fue justamente por eso que puse mi fundación para poder también acceder a fondos de discapacidad o a fondos concursables para no tener que estar siempre golpeando puertas y porque es agotador, es agotador pero es satisfactorio, o sea cuando uno logra esas cosas y ve la felicidad en los chicos y ve el impacto que produce un grupo de danza en silla de ruedas que nace en Teletón, que nace en Chile y verlo en Estados Unidos y la gente emocionada, parado, aplaudiéndolo, es un orgullo tan grande, no un orgullo mío, es un orgullo de país de saber que tenemos una selección de bailes con personas con discapacidad y que generan ese impacto en las personas, o sea es algo precioso.
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- Entonces podríamos decir que la danza te entregó otra vocación.
- Por supuesto que sí. Imagínate, estudié en la universidad Ingeniería, Matemática, Finanza, Administración y hoy día me veo envuelto en esto. El baile y el programa Rojo fue un programa que a mí me dio muchas herramientas. Muchas de las cosas que sé hoy en día de musicales, cuando me contratan de una empresa para hacer la abertura de la fiesta de fin de año, de la iluminación, del vestuario, toda esa experiencia es de mi escuela; mi escuela y universidad fue Rojo.
Realitys, televisión y nuevos horizontes
- ¿Cómo recuerdas tu paso por Aquí se Baila, reality del 13?
- Fue una competencia superdifícil y otra confesión más; hoy día estás de confesión.
- Estamos teniendo todas las confesiones.
- Te doy los secretos; yo no quería estar en ese programa.
- ¿No?
- Pero por miedo, no porque no quería estar. Porque llevaba mucho tiempo sin bailar. No es lo mismo bailar zumba, que es un baile deportivo, a lo que es un baile profesional, con lift, con técnicas, con coreografías sumamente difíciles. La verdad es que tenía mucho miedo y no quería participar. Yo creo que fue uno de los últimos que aceptó el reto; después de hartas negociaciones me animé, porque además yo decía: "Tengo 40 y tantos años, gané Rojo a los 20, gané dos veces Fiebre de Baile a los 30". No quiero a los 40 años, como que la gente se lleve una mala impresión o se quede con mi último trabajo, porque al final uno es lo que hace en su última presentación, como bailarín.
Bueno, gracias a Dios tomé la decisión de participar y te voy a decir que ha sido, pero por lejos, el programa que más he disfrutado bailando, en el que he visto mayor crecimiento como bailarín y en el que he bailado mejor que nunca. Creo que lo que la gente vio en ese programa ha sido mis mejores presentaciones como bailarín.
- ¿Cómo lo lograste?
- De lunes a domingo ensayando; si en el canal eran cuatro horas de ensayo, después me iba a mi escuela, ensayaba cuatro horas más, tenía a todos mis amigos revisando canciones, revisando video, ideas de qué poder hacer, cosas nuevas, editaba mi música, o sea, hacía todo. Me preocupaba el vestuario; lo diseñaba, lo mandaba a hacer.
- Fue una experiencia súper linda, pero eso significó que no pude hacer nada más, o sea, me retiré para concentrarme 100% en ese programa.
- Y si esta oportunidad se te volviera a presentar, ¿cómo lo tomarías? ¿Como jurado o como participante?
- No, ya basta de hacerme competir, ya basta. Mira, en todos los programas en que he participado como bailarín he llegado a la final. Yo creo que uno también, como profesional, necesita también otro estímulo.
- ¿Quizás como coreógrafo?
- Tampoco como coreógrafo. Me gustaría, y si es que alguna vez me invitan a algún panel, estar como jurado. Creo que, al opinar con respeto y con altura de mira, tú puedes inspirar y puedes hacer crecer a una persona que está participando.
No estoy de acuerdo con esos comentarios un poco sensacionalistas o que los genera algún tipo de jurado para generar prensa. Ese tipo de cosas a mí no me gustan. Me gusta el consejo equitativo y además que sirva, o sea, que la persona pueda sacar algo de lo que tú le estás diciendo.
- Rodrigo, y si te sacamos de jurado, ¿en qué formato te verías si regresaras a la televisión?
- Ahora estoy iniciando un nuevo proyecto, que es mi canal de YouTube, que está ligado con la danza, pero también con la entretención, con los panoramas, tene cosas culturales. Yo creo que por ahí va la línea. Sí, algún día me gustaría estar en televisión; me gustaría estar con mi propio programa bajo este formato, mostrando entretención, mostrando cultura, cultura entretenida.
Recuerdos de Rojo
- ¿En qué lugar de tu corazón se encuentra Rojo?
- Rojo fue demasiado importante en mi vida. O sea, no tan solamente en el ámbito profesional, sino que todo lo que desencadenó el programa. Imagínate que cuando estaba en Rojo abrí mi academia, empecé con Ciclodanza, trajimos Zumba Chile. O sea, todo ha estado ligado a ese programa que me vio crecer.
Yo llegué un niño; yo todavía estaba en la universidad, ni siquiera había terminado la universidad. Entonces fue de verdad que yo siento un programa que me cambió, hizo un giro en 180 grados en mi vida. En todo lo que ha emanado de ese programa, hoy día estoy en eso.
- Te encuentras súper agradecido.
- O sea, ¿cómo no estar agradecido? Más allá de que quizá hay algunos compañeros que no tuvieron la misma experiencia que yo. Porque los cantantes, a diferencia de los bailarines, es distinto, o sea, eran mercados distintos. El cantante siempre fue más individualista en el sentido de que tenía que seguir una propia carrera; nosotros los bailarines siempre estábamos como en grupo, nos cuidábamos en grupo, trabajábamos en equipo. Entonces, nuestra experiencia, y yo lo he conversado con otros compañeros bailarines, fue increíble. Fue maravillosa.
Yo no podría decir nada malo del programa. Nada malo.
- De todo lo bueno, ¿qué es lo que recuerdas de Rojo? Sabemos que tienes dos grupos de amigos. Los de Rojo y los famosos.
- Mi grupo del chat. Mira, la que armó ese grupo fue la Fran. La verdad es que todos tenemos el nexo con la Fran. El Guido, el mejor amigo de la Fran. La Ingrid, la mejor amiga también de la Fran. Bueno, está la Carlita Gasic, que es una tremenda maquilladora, que es la maquilladora de Kramer.
Está el Dani, la Michi. Tenemos un grupo súper lindo. Somos como una pequeña familia; nos apañamos, ponemos el hombro cuando alguien lo necesita. La verdad es que soy un afortunado de tener los amigos que tengo. Ya sean mis amigos de Rojo, mi amigo del chat, que les digo yo que son más famosillos, y mi otro grupo de amigos, que también son mis amigos íntimos. Yo te diría que en esos tres espacios soy muy feliz porque tengo muy buenos amigos.
- Y veremos quizás algunos de tus amigos en tu próximo canal de YouTube.
- Ah, no lo puedo contar.
- Un adelanto.
- Puede que sí. Ya grabé con una; me falta grabar con otras más.
- ¿De Rojo o del chat?
- No lo puedo decir. Véanlo cuando lance mi canal de YouTube. (Risas)
- ¿Y la fecha, cuándo es el lanzamiento?
- Pronto, pronto, pronto. Me quedan, mira, ya estoy grabando el tercer capítulo y ya con cinco capítulos podemos salir al aire. Así que ya pronto lo van a ver.
- Imagina, tienes un espejo frente a ti, pero estás viendo a tu versión, estás viendo a un joven Rodrigo que recién llegaba a Rojo. ¿Cuál sería el consejo o qué es lo que le dirías a este pequeño Rodrigo?
- Uy, esa misma pregunta la hice en un curso de coaching y me dejó llorando. No me voy a poner a llorar ahora (risas).
"Eso es lo que le diría. Que no tenga miedo. Que la persona que está formando en ese momento es una linda persona, llena de valores, y que eso debe primar. No lo que dicen o lo que la gente quiera condicionar”, detalla.
Luego, Rodrigo comparte su visión del futuro: "A los 50 años quiero dejar de trabajar, y para eso hay que generar. Imagino viajando, disfrutando los frutos del sacrificio que he hecho, con mi familia y mi pareja, arrancando el invierno con muchas ganas." Nos cuenta que siempre baila y tiene como referente a Beto, creador de Zumba, que a sus 56 años luce mejor que hace 30. "Si él puede, yo también puedo."



