Así era la vida de Felipe Camiroaga, conectada con la naturaleza en su parcela de Colina: “Me siento mucho más cerca de Dios aquí que en una iglesia”
El 2 de septiembre de 2011 fue un día negro para la televisión chilena.
Con el objetivo de seguir reconstruyendo la Isla de Juan Fernández tras el terremoto del 2010, 18 pasajeros y tres tripulantes se embarcaron en el CASA C-212-300 Aviocar de la Fuerza Aérea de Chile rumbo al archipiélago.
Sin embargo, pasadas las 17:00 horas, la torre de control perdió el contacto con la nave. Esto último dio por iniciado el protocolo de búsqueda que incluyó a autoridades nacionales y pescadores de la zona, manteniendo en alerta a la población y televidentes quienes estaban a la espera de buenas noticias.
Pero lo que todos temían había ocurrido. Las autoridades confirmaron el fatal accidente tras encontrar los primeros cuerpos, rompiendo con las esperanzas de un país completo que encendía velas por la tripulación.
Al día siguiente, el entonces ministro de Defensa, Andrés Allamand, se dirigió al país para informar que debido al violento impacto que sufrió el avión, no había sobrevivientes.
Las 21 personas que se embarcaron en la aventura por ayudar, eran integrantes de la Fuerza Aérea, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, de Desafío Levantemos Chile y Televisión Nacional.
Este viernes se cumplen 11 años desde la tragedia del Casa 212, que marcó uno de los hitos más tristes del país. Uno de los pasajeros fue justamente el querido animador de televisión, Felipe Camiroaga, quien hasta el día de hoy es recordado por su particular carisma, generosidad y versatilidad.
El animador fue entrevistado por Iván Valenzuela el 2001 en “El Triciclo” donde habló de su vida apacible en su parcela de Chicureo, su tímida infancia, los fallidos trabajos que tuvo antes de hacerse conocido y su sueño de jubilar joven y tener una familia.
Revive la entrevista aquí.