La vez que José Alfredo Fuentes quiso tener su propio show en Sábados Gigantes e hizo "desaparecer" a Don Francisco

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En 1985, Sábados Gigantes vivió uno de sus momentos más divertidos cuando José Alfredo Fuentes irrumpió en el set para plantearle una idea muy particular a Don Francisco. 

Su propuesta: incorporar dentro del programa un espacio propio, con humor, música, baile... y hasta magia. Todo conducido por él mismo.

La escena partió con el “Pollo” Fuentes interrumpiendo a Mario Kreutzberger para contarle que tenía un nuevo proyecto que quería mostrar en el programa. 

“Es algo totalmente novedoso, con personajes, música, baile… cosas que no se han visto en la televisión”, decía con entusiasmo. “¿Es como un festival?”, preguntaba el conductor de Sábados Gigantes. “Más que un festival”, respondía su colega.

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José Alfredo Fuentes
José Alfredo Fuentes

La divertida propuesta de José Alfredo Fuentes

Así comenzó la delirante presentación de un programa dentro de Sábados Gigantes, con imitaciones hilarantes y personajes inventados como la presidenta del jurado, la sofisticada señora Yolanda Ponlepino, y su compañero, el silencioso Camilo Quetarde. 

Entre los talentos que desfilaron estuvo el increíble “Pollo Araña”, un superhéroe que escalaba muros con las manos y los pies, y un dúo de karatecas bailarines que intentaron –sin mucho éxito– sorprender al público.

Pero sin duda uno de los momentos más recordados fue la actuación del ventrílocuo “Tilde” junto a su muñeco “Taquito”, quien, con irreverencia total, se negó incluso a mencionar a Don Francisco: “¡No lo mencione! ¡Nunca más lo mencione!”. 

El sketch terminó con una emotiva y absurda interpretación de “Balada para un loco”, dedicada especialmente al animador del espacio.

El animador de Sábados Gigantes fue claro al dar su veredicto: “Lo encontré más desabrido que una cazuela de pernos. Una pesadilla”, agregando que al show “algo le faltaba”. 

Fue entonces cuando José Alfredo Fuentes tuvo la idea de convencerlo haciendo un show de magia. Pero todo se trataba de una “trampa”.

“¡Arrástrate… por San Felipe… muñeco!”, le pidió decir a Don Francisco, haciéndolo “desaparecer” con estas palabras, quedándose así con el puesto de Mario Kreutzberger, todo en tono de broma.