La poco conocida profesión de Angélica Castro: “No es solamente pensar en cuánto ganaré”
En 1995, el programa “Venga Conmigo” sorprendió a sus espectadores con una sección muy especial: José Alfredo Fuentes pasó un día con Angélica Castro, mostrando una faceta desconocida de la animadora, actriz y modelo.
Detrás de su imagen de estrella televisiva, la conductora de "Más Música" cultivaba una profunda vocación ligada a la educación y al trabajo con niños con dificultades de aprendizaje.
El reportaje reveló que, además de su intensa agenda en televisión y campañas publicitarias, la joven animadora cursaba la carrera de educación diferencial, una elección que muchos no asociaban con la figura glamorosa que brillaba en pantalla.
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La otra faceta de Angélica Castro
“Cuando uno siente que es algo de adentro y te mueve muchísimo, ya no es solamente hacer clases ni pensar en cuánto ganaré, sino que es algo absolutamente humano”, explicaba, dejando claro que su compromiso iba mucho más allá de lo académico.
La nota mostró la vida universitaria de Angélica Castro, el esfuerzo por compatibilizar estudios y trabajo, y la manera en que se hacía tiempo para atender, junto a su hermana, una consulta destinada a niños con problemas de aprendizaje.
También se destacó su paso por la escuela Carrión, donde realizó su práctica con niños sordos, experiencia que la marcó profundamente. “Yo te prometo que estoy convencida: ellos se dan cuenta cuando uno está triste, te lo transmiten con los ojos, con la mirada, con las manos”, decía, emocionada, al recordar ese vínculo.
En el programa confesó que incluso había rechazado importantes oportunidades en el mundo del modelaje internacional con tal de finalizar su carrera universitaria, movida por una convicción vocacional que sorprendió a muchos.
Su determinación, además, estuvo acompañada de experiencias personales dolorosas, que fortalecieron su mirada sobre la vida. “Lo que más me ha enseñado el dolor es a disfrutar la vida. Siempre estoy viviendo hoy y nunca me trato de amargar ni complicar, porque digo: quizá hoy puede ser mi último minuto”, compartió en conversación con José Alfredo Fuentes.
El especial concluyó con una emotiva sorpresa: un grupo de niños de la escuela donde hizo su práctica llegó al estudio para interpretar una canción en lenguaje de señas. Fue un cierre cargado de ternura, que mostró a la audiencia que, más allá de la televisión, Angélica Castro encontraba en la educación y la comunicación con los niños un motor vital.

