Salar de Huasco, la maravilla de 9.950 hectáreas
En Ruta 5, Claudio Iturra conoció el Salar de Huasco en la Región de Tarapacá, una reserva hídrica de casi 10 mil hectáreas donde habitan flamencos y camélidos.
En un nuevo capítulo de Ruta 5, el aventurero Claudio Iturra exploró los rincones de las áridas pampas de la Región de Tarapacá para mostrarle al país los maravillosos puntos y lugares de mayor atracción turística para los visitantes.
Junto al equipo del programa, el conductor fue testigo de toda la potencia natural del Salar de Huasco, uno de los salares más lindos y grandes de Chile, ubicado a 175 kilómetros de Iquique.
Claudio llega al Salar de Huasco
Ingresando a la Pampa del Tamarugal, Iturra observó la fauna del altiplano que habita en este enorme y antiguo salar de 9.950 hectáreas que surge en la era del hielo, pues nace de un lago pleistocénico que se extendía desde el Lago Titicaca, en el sur del Perú, hasta la Región de Antofagasta
“A pesar de sus desfavorables condiciones climáticas, los aymaras integraron este sector a sus rituales religiosos”, contó Iturra sobre el Salar de Huasco, declarado monumento nacional en el 2005.
Otro dato importante, para los que se animen a viajar gracias a Ruta 5, la guía turística de Chile, un city car llega a este lugar, pese a estar a 4 mil 500 metros de altura. Además, visitar el Salar de Huasco es gratuito.
Sin embargo, el conductor de Ruta 5 entregó unos tips para los que se asustan de estar en altura: Primero el tema de alimentación, comer sano, no tomar alcoholes destilados y descansar bien la noche anterior. Ojalá dormir la noche anterior a unos 3 mil metros para aclimatar al cuerpo. También aconseja andar despacio y no hacer movimientos bruscos en altura.
Claudio Iturra explicó el lado técnico de cómo se produjo el salar a partir de una laguna, que terminó por generar esta gigante reserva hídrica en una de las zonas más áridas del mundo, por ende, es fundamental para la conservación de su flora y fauna.
Si bien son pocos los animales que pueden sobrevivir a esta altura, hace ocho mil años atrás los animales ya venían compartiendo con la cultura chinchorro, conocida por tener las momias más antiguas de la humanidad.
Rodeado de alpacas y llamas, Iturra quedó deslumbrado con el paisaje, hasta que se percató de un flamenco muerto a unos metros de una lata de bebida, la que quizás, producto de una acción humana, costó la vida de este animal.
Revisa aquí este momento de la Ruta 5.
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