En este capítulo de Pacto de Sangre, Benjamín supera todos los límites y pone en marcha un macabro plan para atentar contra la vida de Josefa. 

Trinidad y Benjamín asisten el parto de Josefa. A pesar de la desesperación y el caos, la bebé nace sin mayores problemas, quien realmente corre peligro es Josefa, quien tiene una hemorragia severa. A penas nace su hija, Josefa suplica que la lleven a una clínica e incluso le promete a Trinidad que guardará silencio con tal de que la salven. Su amiga le cree y trata de hacer de todo para salvarla, pero Benjamín se niega y se propone dejarla morir desangrada.

Por otro lado, Maite y Feliciano llegan al taller mecánico de Papudo donde está el auto de Daniela Solís. Al principio los mecánicos no querían conversar con el detective, pero uno de ellos terminó entregando importante información sobre la noche del abandono del vehículo, confesando incluso que tiraron al mar las pertenencias que había adentro, pertenecientes a Daniela Solís.

A pesar de que Trinidad promete ayudar a su amiga, Benjamín se rehúsa a llamar a una ambulancia porque cree que Josefa los puede delatar a todos. Sin tomarle mucha importancia, Trinidad de todos modos va a su casa a buscar el auto para llevar a su amiga a la clínica, pero cuando llega ya es demasiado tarde.

Cuando Benjamín y Josefa quedan solos, el malvado hombre comienza a atormentarla contándole toda la verdad sobre el señor Rojo y Daniela Solís e incluso le comenta que la dejará morir para así poder salvar su reputación y la de su familia. Su plan cobra completo sentido, ya que al contarle todas las atrocidades que cometió, Josefa comienza a acelerar su ritmo cardiaco y a desangrase más rápido.

Cínicamente Trinidad se despide de su amiga, aun sabiendo que tuvo la oportunidad de salvarla y no lo hizo. De hecho, las últimas palabras que le dedica Josefa a Trinidad son para recordarle que al igual que su marido, ella también es asesina.

 

 

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