En este capítulo de Pacto de Sangre, Josefa y su bebé corren grave peligro en manos de Benjamín, ya que hará lo posible para que la verdad no se revele.

Maite está dando todo para que su relación con Feliciano funcione, de hecho, está planificando un viaje de relajo, pero no recibe mucho entusiasmo de su compañero. Él le termina confesando que no quiere salir de Santiago, porque no se quiere desconectar del caso y lo único que quiere es seguir investigando. Maite en vez de tomárselo mal, le admite que ella también quiere lo mismo y en ese momento, a ella se le ocurre ir a Papudo para disfrutar la playa, pero a la vez buscar las evidencias que faltan.

Inés se junta con Carmen y le termina contando que ella también vivió algo muy similar con su hermana y que por eso mismo entiende su perdida, dolor y rabia. Además, le dice que al igual que ella también desea que se haga justicia por ambos casos. Carmen por su parte le confiesa que quiere parar con esta historia, pero Inés la incentiva a no rendirse, a seguir adelante y conseguir la justicia que ella y su hija merecen. 

Trinidad le cuenta a Benjamín que Josefa ya lo sabe todo y que toda la desesperación le trajo un parto prematuro. A pesar de que Trinidad insiste en que deben llevar a su amiga a urgencias, Benjamín se niega por miedo a que termine delatándolos y le propone a su esposa asistir el parto juntos. A pesar de la insistencia de Trinidad de llevar a su amiga a un recinto de salud, Benjamín ya tiene la decisión tomada. 

Josefa está en grave peligro. Cuando ve entrar a Benjamín a su habitación ella se desespera e insiste en que él y sus amigos son los asesinos de Daniela Solís. Como es tanta su exaltación, Trinidad le termina confesando que ella ya lo sabía todo, pero que guardo silencio solo porque no podía permitir que un “accidente” arruinara su vida y la de su familia. Josefa al enterarse de todo esto grita por ayuda, pero ya es demasiado tarde, porque su vida y la de su hija ahora solo dependen de Benjamín.

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