Así funcionaba la caza de personas en los "safaris de humanos": niños y mujeres embarazadas tenían un costo mayor
La Fiscalía de Milán investiga a ciudadanos italianos acusados de pagar fortunas por matar civiles durante el asedio de Sarajevo en los años 90.
Más de tres décadas después del fin de la guerra de los Balcanes, Italia revive una de las historias más perturbadoras de aquel conflicto: las llamadas *cacerías humanas* organizadas durante el asedio de Sarajevo. La Fiscalía de Milán, encabezada por el fiscal Alessandro Gobbis, abrió una investigación contra varios ciudadanos italianos sospechosos de haber viajado a Bosnia entre 1992 y 1996 para disparar, por diversión, contra civiles indefensos desde las colinas que rodeaban la capital bosnia. Una investigación que ha sido informada por el diario italiano La Repubblica.
El caso, que parecía una leyenda urbana nacida entre las ruinas de la guerra, ahora toma forma judicial gracias a la denuncia del fotógrafo y escritor Ezio Gavazzeni. Tras años de trabajo, el italiano recopiló testimonios, fotografías y documentos que apuntan a una verdad estremecedora: hombres acaudalados del norte de Italia habrían pagado entre 91 mil y 115 mil dólares actuales para convertirse en francotiradores de fin de semana.
“Hay evidencias sólidas de que esto ocurrió”, aseguró Gavazzeni desde Milán, según Infobae. Su investigación, realizada junto a los abogados Nicola Brigida y Guido Salvini, logró reabrir una herida que Bosnia nunca logró cerrar por completo.
Caza de humanos: “Francotiradores de fin de semana”
Durante los 1.425 días que duró el asedio de Sarajevo, la ciudad fue escenario de uno de los capítulos más crueles de la historia moderna. Los habitantes cruzaban las calles corriendo, zigzagueando entre los disparos. En ese infierno, surgió lo que se conoció como Sarajevo Safari: un macabro circuito de “turismo de guerra” donde extranjeros ricos podían experimentar la adrenalina de matar.
Según testigos citados por la cadena bosnia N1, existía incluso una lista de precios: las víctimas más vulnerables -como niños o mujeres embarazadas- valían más que los hombres adultos. “El aspecto más siniestro era la tarifa”, declaró Edin Subašić, ex general de brigada bosnio según Telecinco.
Los presuntos “turistas” llegaban principalmente desde Trieste, eran trasladados vía Belgrado hasta Pale -una zona controlada por las fuerzas serbobosnias- y se instalaban allí por unos días. “Eran francotiradores de fin de semana: llegaban el viernes y se iban el domingo”, relató Gavazzeni.
La justicia italiana entra en escena
La Fiscalía de Milán investiga el delito de homicidio voluntario múltiple con agravantes de crueldad, un crimen imprescriptible bajo la ley italiana. Tres sospechosos ya fueron identificados: uno de Turín, otro de Milán y un tercero de Trieste. Este último, según los informes, sería un empresario influyente y cazador experimentado con claros rasgos psicopáticos.
La investigación también recuperó el testimonio del estadounidense John Jordan, un bombero voluntario que presenció a extranjeros armados en Sarajevo. Su declaración ante el Tribunal de La Haya en 2007, durante el juicio contra Slobodan Milosevic, fue clave: “No eran soldados. Usaban armas de caza, no de combate”, dijo.
Ahora, la Fiscalía italiana solicitó formalmente incorporar ese testimonio al expediente. También pidió acceso a los archivos del antiguo servicio secreto militar italiano (SISMI), ante sospechas de que la inteligencia occidental sabía de la existencia de estos “safaris humanos” desde 1994.
De documental a investigación penal
El caso cobró fuerza tras el estreno del documental Sarajevo Safari (2022), del esloveno Miran Zupanič, que incluyó declaraciones anónimas de militares y sobrevivientes. El filme despertó tal conmoción que la entonces alcaldesa de Sarajevo, Benjamina Karić, presentó una denuncia que derivó en una causa judicial en Bosnia-Herzegovina.
Inspirado por el documental, Gavazzeni llevó su propio expediente a la justicia italiana, y hoy su trabajo da frutos: “Espero que identifiquen al menos a algunos responsables con vida”, afirmó. Muchos de los presuntos implicados tendrían hoy entre 65 y 80 años.










