Ejecutiva de la kisscam de Coldplay habla por primera vez: está cesante, le gritan "rompehogares" y reconoce que su vida se arruinó
Kristin Cabot, gerenta de recursos humanos, habló por primera vez y aseguró que el momento captado en el concierto de la banda inglesa desató un linchamiento digital que destruyó su carrera y golpeó a su familia.
Un abrazo captado por una cámara gigante, una broma lanzada desde el escenario y un celular grabando bastaron para detonar uno de los escándalos virales más comentados del año. La protagonista es Kristin Cabot, exjefa de recursos humanos de la empresa tecnológica Astronomer, quien decidió romper el silencio y entregar su versión de los hechos en una extensa entrevista con The Times* medio británico que reveló detalles desconocidos del caso que la expuso a un juicio público global.
El episodio ocurrió durante un concierto de Coldplay en Boston, cuando la kisscam del estadio enfocó a Cabot abrazando a Andy Byron, entonces CEO de la compañía. El vocalista Chris Martin ironizó desde el escenario insinuando que podía tratarse de una relación secreta, comentario que encendió la chispa. El video fue subido a TikTok por otro asistente y, en pocas horas, acumuló millones de reproducciones, desatando especulaciones, burlas y acusaciones.
“Todo pasó frente a mis ojos en segundos”
En conversación con The Times, Kristin Cabot, de 53 años, describió el instante en que se vio en la pantalla gigante como un momento devastador. “Todo pasó frente a mis ojos en segundos”, relató. “Podría haberme caído un rayo, haber ganado la lotería o que ocurriera esto. Pero yo no soy una celebridad, soy solo una mamá de New Hampshire”.
La exejecutiva aseguró que no escuchó el aviso previo de que la cámara enfocaría al público, por lo que nunca imaginó quedar expuesta ante decenas de miles de personas. “Estábamos sentados atrás, en la oscuridad, sintiéndonos completamente anónimos. De pronto me veo en la pantalla y pienso: ‘Oh, Dios, Andy es mi jefe’”, recordó.
Uno de los puntos centrales de su testimonio fue desmentir la narrativa que se instaló en redes sociales. “La suposición de que estábamos engañando a nuestras parejas es falsa”, afirmó. Según explicó, tanto ella como Byron se encontraban separados y el abrazo fue el primer gesto de cercanía física entre ambos. “Lo que había era lo que llamé un ‘flechazo feliz’, nada más”, señaló.
El peso del escarnio digital
Cabot enfatizó que el castigo social cayó con mucha más fuerza sobre ella que sobre su entonces jefe. “Me convertí en un meme. Fui la gerente de Recursos Humanos más vilipendiada de la historia”, dijo a The Times. También rechazó duramente las acusaciones de haber usado su cargo para beneficio personal. “No soy una ‘cazafortunas’ ni dormí con nadie para llegar donde estaba”, declaró.
La viralización no solo afectó su carrera profesional, sino también a su entorno familiar. “Mi hija se puso a llorar cuando se lo conté”, relató. Su hijo, en tanto, intentó tranquilizarla asegurando que el tema “se olvidaría rápido”, algo que nunca ocurrió.
En la publicación, la exgerenta reconoce que tras el concierto ha recibido miles de correos y cartas en que la tildan de "rompehogares" o le recomiendan formas para tener un "final violento".
Renuncias, investigación interna y un golpe personal
Tras el escándalo, Astronomer inició una investigación interna. Andy Byron renunció a los pocos días y la empresa informó que no encontró pruebas de una relación inapropiada, aunque reconoció que no se cumplieron los estándares de liderazgo. Cabot dejó la compañía poco después, pese a que —según su versión— el directorio le pidió que permaneciera.
“Se habló de que yo no quise asumir responsabilidades, pero la verdad es que me dijeron ‘quédate’ y yo respondí ‘¿cómo, si todo este ruido sigue?’”, explicó en la entrevista. El impacto emocional fue tal que decidió aislarse en un Airbnb, afirmando que estaba “demasiado oscura” para ejercer plenamente su rol de madre.
A esto se sumó el quiebre definitivo de su matrimonio y las dificultades para reinsertarse laboralmente. “Me han dicho que soy inempleable”, confesó Cabot, quien actualmente cuenta con asesoría comunicacional y asegura que su testimonio busca generar conciencia.
Más allá del viral: una advertencia
La entrevista, Kristin Cabot no solo expone el detrás de escena de un video viral, sino que instala una reflexión más profunda sobre el daño que puede causar el linchamiento digital. “Si no hubiera existido esa avalancha en redes, podría haber pedido disculpas y seguir trabajando”, concluyó.
Su historia se suma a una larga lista de casos donde un instante sacado de contexto se transforma en una condena pública, dejando en evidencia el costo humano que puede tener la viralidad sin freno en la era de las redes sociales.









