Tamara quedó cesante y se tuvo que reinventar vendiendo gorritos de lana
Esta mañana nos contactamos con Tamara Molina una mujer de 33 años que tiene un hijo, trabajaba como asesora comercial, pero debido a la pandemia quedó cesante, tuvo que dejar su departamento y ahora viven de allegados en la casa de sus abuelos.
La joven madre estaba acostumbrada a tener un sueldo estable para mantener su independencia, ella dice que no pertenece a la clase media, pertenece a la clase endeudada, tenía otros emprendimientos de ventas de productos y también trabajaba como doble de Miriam Hernández, pero debido a la pandemia se quedó sin ingresos “fue crudo tener que renunciar a mi independencia, fue crudo tener que renunciar al espacio mío con mi hijo, pero a la vez yo soy bien positiva.”
Recibió la ayuda de su abuelo de 94 años y de su tía que los acogieron en un departamento y allí se ha logrado reinventar, aprendió a tejer y ahora realiza gorritos y accesorios de lana que vende a través de su cuenta de Instagram @Tomorrou.
