Publicidad

La anticola del 3I/ATLAS genera tensión en medio del protocolo de defensa planetaria

  • Por: Alejandro Osorio
Compartir

Una extraña “anticola” que apunta al Sol y cambios de color alimentan teorías extremas sobre 3I/ATLAS, justo cuando se acerca a su punto más próximo a la Tierra.

Publicidad

A pocos días de que la Tierra alcance su máxima cercanía con el objeto interestelar 3I/ATLAS, la comunidad científica vuelve a dividirse. El motivo: un comportamiento inesperado en la llamada anticola que desafía las explicaciones tradicionales de la astronomía y que ha dado pie, una vez más, a teorías que rozan la ciencia ficción, informa el Daily Star. Algunos investigadores, con voces mediáticas incluidas, sostienen que este misterioso visitante podría no ser un simple cuerpo natural, sino una nave de origen no humano, mientras países y organizaciones mantienen activo el protoolo de defensa planetaria.

3I/ATLAS fue detectado inicialmente como un objeto con características similares a las de un asteroide, aunque su trayectoria y velocidad pronto lo ubicaron en una categoría especial: la de los objetos interestelares que atravieszan el sistema solar sin quedar atrapados por la gravedad del Sol. Desde entonces, telescopios terrestres y espaciales, incluido el Hubble, han seguido de cerca su recorrido.

El enigma del “anticola” que desconcierta a los astrónomos

El nuevo foco de atención es la presencia de una segunda cola, conocida como “anti-tail” o anti-cola. A diferencia de las colas tradicionales de los cometas —que se extienden en dirección opuesta al Sol debido al viento solar—, esta estructura parece apuntar justamente hacia él. Lo más desconcertante es que, en el caso de 3I/ATLAS, esta anticola no solo es visible, sino que además habría cambiado de orientación en las últimas observaciones.

Las primeras imágenes que revelaron este fenómeno datan de julio, cuando el Hubble captó una prolongación delante del objeto, algo extremadamente inusual. Tras desaparecer durante semanas, la anticola volvió a manifestarse en registros más recientes, incluso después de que 3I/ATLAS pasara “por detrás” del Sol desde la perspectiva terrestre. Este comportamiento ha complicado los modelos que intentan predecir su evolución y composición.

Desde la física clásica, la explicación más aceptada apunta a nubes de partículas de polvo de gran tamaño que permanecen a lo largo de la órbita del objeto. Estas partículas, vistas desde determinados ángulos, pueden crear la ilusión de una cola invertida. En cometas del sistema solar este fenómeno ya ha sido documentado, aunque rara vez con tanta claridad como en este caso.

Teorías extremas y el debate que divide a la ciencia

Pese a estas explicaciones, no todos están convencidos. El astrofísico Avi Loeb, conocido por defender hipótesis poco convencionales sobre objetos interestelares, ha sugerido que la anticola podría estar relacionada con la liberación de dióxido de carbono u otros compuestos que no encajan del todo con un origen natural. En escenarios más radicales, incluso se ha planteado que estas emisiones podrían ser subproductos de una tecnología avanzada, lo que alimenta la idea de una posible nave alienígena.

Estas afirmaciones han sido duramente cuestionadas por científicos como Brian Cox, quien insiste en que no hay evidencia sólida para abandonar las explicaciones basadas en procesos físicos conocidos. Para Cox y muchos astrónomos, el entusiasmo por una interpretación “inteligente” dice más sobre nuestra fascinación cultural con la vida extraterrestre que sobre los datos reales.

A la controversia se suma otro elemento intrigante: recientes observaciones sugieren que 3I/ATLAS estaría cambiando de color a medida que se aproxima a la Tierra. Este fenómeno podría estar vinculado a variaciones en su superficie, a la sublimación de hielos o a interacciones con la radiación solar, aunque por ahora no existe una respuesta definitiva.

Mientras el reloj avanza hacia el punto de máximo acercamiento, 3I/ATLAS se consolida como uno de los objetos más enigmáticos observados en los últimos años. Ya sea un cometa atípico, un asteroide cubierto de polvo o algo aún no comprendido, su paso fugaz por el sistema solar promete dejar más preguntas que respuestas. Y, como suele ocurrir en estos casos, el debate entre ciencia rigurosa y especulación seguirá creciendo al ritmo de cada nueva imagen captada desde el espacio.

Temas relacionados
Publicidad