Sin duda el perro es el mejor amigo de hombre y estos cinco perritos lo demostraron. 

En 1858 su amo John falleció a consecuencia de una repentina tuberculosis y se podía ver a Boddy junto a su lápida, la cual custodió durante los 14 años. El pequeño terrier sólo se separaba de ella para cobijarse de la nieve y para conseguir algo de agua y comida.

 

Tras fallecer su amo, Collie no quiso regresar a casa junto al resto de su familia, a pesar de que intentaron llevárselo varias veces. De este modo, el personal del cementerio se encargó de darle de comer y de sus cuidados básicos durante los 9 años que pasó ahí.

 

Luigi era un carpintero que todas las mañanas tenía que coger un tren para desplazarse a su lugar de trabajo. Fido era su perro, su fiel amigo que todos los días lo acompañaba y luego recogía en el andén de la estación.

Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Luigi fue reclutado en el frente ruso, del que desgraciadamente nunca más regresaría. Sin embargo, Fido seguía yendo todos los días a la estación en busca de su amo. 

 

El akita iba todas las noches hasta la estación de trenes Shibuya para recibir a su amo cuando llegaba del trabajo. En 1925 su amo murió y Hachiko quedó abandonado en las calles de Tokio y durante 11 años volvía fielmente todas las noches a la estación de trenes, exactamente a la hora en la que llegaba el tren que solía tomar su dueño.

 

Canelo acompañaba a su amo al tratamiento de diálisis que seguía una vez por semana. Una de las veces su dueño no salió del hospital pues había fallecido a consecuencia de varias complicaciones médicas durante el tratamiento. Canelo esperó a su amo durante 12 años en las puertas del hospital, hasta que murió atropellado por las inmediaciones del edificio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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