Así fue el debut de Los Prisioneros en Sábados Gigantes hace 40 años
En 1985, Los Prisioneros comenzaban a abrirse paso en la escena musical chilena con un estilo fresco, irreverente y muy conectado con la realidad de los jóvenes de la época.
Fue en ese contexto que llegaron a uno de los escenarios más emblemáticos de la televisión nacional: el programa “Sábados Gigantes”, conducido por Don Francisco.
La presentación se transformó en un hito, ya que significó mostrar a todo el país a una banda que venía a renovar el panorama del rock chileno.
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Don Francisco los introdujo con palabras que reflejaban la esencia del grupo: “Y ahora nos vamos al rock, pero con un conjunto que compone sus propios temas, que tienen motivaciones del medio ciudadano en que viven. El título: ‘La voz de los 80’”.
Con esas palabras, el público presenció por primera vez en el popular espacio a Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia, los tres jóvenes de San Miguel que estaban revolucionando la música nacional.
La canción elegida fue precisamente “La voz de los 80”, tema que rápidamente se convirtió en un himno generacional. Su letra, cargada de crítica social y de un espíritu contestatario, conectó con miles de jóvenes que se sentían reflejados en esas frases directas y sencillas, pero con un gran poder de convocatoria.
Los comienzos de Los Prisioneros
En ese entonces, recién habían lanzado su primer álbum, “La voz de los 80” (1984), que circulaba principalmente en casetes y de manera independiente. Aunque la difusión radial era escasa debido a la censura imperante en los medios, su música lograba encontrar espacios en tocatas juveniles, colegios y pequeños recitales. La aparición en “Sábados Gigantes” fue clave para darles mayor visibilidad y acercarlos a un público masivo.
El estilo de la banda, marcado por su sonido simple, guitarras filosas y letras cargadas de ironía, rompía con lo que hasta entonces predominaba en la televisión chilena. En un escenario donde reinaban los baladistas, la música romántica y el pop ligero, la irrupción de Los Prisioneros fue un verdadero contraste que no pasó desapercibido.
