En el segundo capítulo de la cuarta temporada de “Siempre hay un chileno” conocimos Cristián, un santiaguino que lleva seis años seis años en la capital de la República Checa.

En este segundo capítulo de esta nueva temporada, conocimos las historias de tres chilenos, quienes compartieron sus vivencias en Praga, capital de la República Checa.

Además, mostraron diferentes rincones, enseñado la historia que esconden y su relevancia en la base cultural del país.

Recorrido por el corazón de República Checa

La tercera y última historia vino de la mano de Cristián Vera, diseñador gráfico que lleva seis años viviendo en Praga. Popularmente siempre se habla de que el chileno tiende a llegar tarde a sus encuentros, y en el caso de Cristián no fue la excepción.

De partida, junto a Cristián recorrimos las calles y lo seguimos hasta la Catedral de Santa Bárbara, un lugar muy especial. El chileno dijo que para amarse de valor y entrar sin miedo al lugar, era necesario tomar un trago de “becherovka” que es como un bajativo típico de República Checa.

Ya dentro de la iglesia, Cristián nos contó que hay alrededor de 40 mil esqueletos de cuerpos de siglos pasados que murieron por la peste. La catedral es uno de los ejemplos más antiguos de estilo gótico barroco en el mundo y es un patrimonio mundial de la Unesco.

Cristián también contó que ha tratado su español y lo ha neutralizado para poder adaptarse en República Checa.

El santiaguino invitó al equipo del programa a su casa en Jihlava, donde tiene un vecino que habla poquito español. En su casa hay muchas cosas recicladas por él mismo.

Finalmente, Cristián enseñó el camino para poder ir a comer y hacer salud con la infaltable cerveza. Más tarde, presentó a su hija, quien saludó en checo y en español.

Ante la clásica pregunta de si volvería a Chile, este chileno respondió que sí volvería.

Revisa en detalle este momento del programa.

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