Helhue Sukni y su hija cuentan por qué intercambiaron sus autos
Un auto lujoso por uno más económico. Este fue el intercambio que hizo la abogada Helhue Sukni con su hija Fadwa Rabi, acuerdo que ambas comentaron este domingo a través de una entrevista realizada por Las Últimas Noticias.
“Lo que pasa es que, el verano pasado de 2019, a mi mamá la chocó un camión. Se dañó el maletero, se rompieron los vidrios, fue la embarrada. Ahí le dije que usara el mío, mientras su auto estaba en el taller, que fue todo marzo y abril, y se enamoró: lo encontró rápido, más corto y más económico”, relata la hija de la abogada en el diario.
Definitivamente fue Fadwa Rabi la que salió ganando, pues el auto de Helhue es un Porsche Cayenne año 2018, auto de valor cercano a los 60 millones de pesos y el cual todavía no termina de pagar, dice, aunque ya lleva 26 de las 40 cuotas en las que compró el auto cero kilómetro. Según la abogada, desde el 2005 que sólo compra autos de esta categoría (0 Km):
“Me voy a la segura de que no vengan clonados, tengo la garantía de la compraventa y también la certeza y seguridad que si viene con alguna falla me lo cambian”, señaló Sukni.
Ahora, el auto de su hija es un BMW X1, automóvil de fabricación alemana que se caracteriza por ser un auto de lujo, pero “todoterreno”. Este modelo -que usado está valuado en unos 18 millones de pesos-, resulta ser más “rendidor” para Helhue, ya que durante la entrevista explica el principal motivo del cambio.
“El X1 es más rendidor, en cambio el mío gasta más bencina. Entonces, cuando tengo que ir fuera de Santiago o me toca ir al Centro de Justicia me conviene más andar en el de ella. El estanque del BMW se llena con 40 mil pesos y en el Cayenne, en cambio, me salen 80 mil, porque tiene un motor de 3.5 litros”, añade la abogada.
En la siguiente foto adjunta se pueden ver ambos autos; al lado derecho el Porsche Cayenne 2018 y al izquierdo el BMW X1.
Helhue Sukni es más peligrosa
Durante la entrevista, Fadwa reconoció que le da miedo ir en el auto cuando su mamá maneja, porque se pone nerviosa, dijo, “maneja súper tirada para atrás, no sé cómo alcanza los pedales”, y agregó “si tenemos que salir, le digo que prefiero hacerlo yo, porque ella maneja como Cruella de Vil: empieza a contestar los celulares, que le prenda el cigarro…”, concluyó la joven.
Opinión que Helhue discrepó, pues asegura que es la que mejor maneja en comparación a sus tres hijas, debido a su rapidez, cálculos y precaución. Sin embargo, reconoció que en lo que los autos compete, la más peligrosa es ella misma. “Yo siempre les hago topones, me pongo encima de las micros, no estoy ni ahí”, confiesa.
