Universidad Autónoma impulsa baterías ecológicas y celdas solares orgánicas en “Energía Infinita”
Esta iniciativa busca reemplazar materiales contaminantes y promover un futuro energético más sostenible
El conocimiento académico también puede transformar el mundo. Eso nos mostró Juanita Ringeling en "Energía Infinita", ya que durante su programa presentó un proyecto de generación y almacenamiento de energía a pequeña escala que realiza un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Chile.
Este proyecto combina docencia, ciencia aplicada y compromiso ambiental y tiene por objetivo mostrar cómo las soluciones locales pueden generar un impacto real en la transición hacia un futuro energético más limpio.
Universidad Autónoma desarrolla baterías ecológicas y celdas solares para un futuro sostenible
En este sentido, los investigadores trabajan en usar energía solar para evitar el consumo de otros combustibles que sean perjudiciales para el medioambiente, como el cobalto y el níquel. Por eso, las y los investigadores han creado celdas solares orgánicas, dispositivos optoelectrónicos basados en tinturas que absorben la luz solar. A diferencia de los paneles tradicionales de silicio, estas celdas son flexibles, livianas y más económicas.
“Las moléculas orgánicas pueden modificarse para absorber distintas longitudes de onda de la luz, lo que permite crear paneles adaptables, incluso a techos irregulares o superficies curvas”, dijo el doctor Desmond Macleod-Carey, investigador de del Instituto de ciencias aplicadas de la Universidad Autónoma de chile. De acuerdo con su equipo de trabajo, los compuestos usados son más fáciles de fabricar y generan menos impacto ambiental durante su producción.
En paralelo, otro grupo del mismo equipo de la casa de estudios, dirigido por el académico Diego Quezada, trabaja en baterías basadas en litio y azufre, un material que a diferencia del cobalto o el níquel se obtiene como subproducto de la industria del petróleo, por lo que su aprovechamiento contribuye a la economía circular.
“El azufre no solo es más barato, sino que además almacena hasta ocho veces más energía por unidad de masa que los óxidos metálicos convencionales”, explicó Quezada. De acuerdo con su hipótesis, este tipo de baterías promete mayor eficiencia, menor costo y menor huella ecológica.
Más allá del laboratorio, el propósito final del proyecto es democratizar el acceso a la energía limpia y que puedan aplicarse en comunidades rurales o aisladas. Según Macleod-Carey formar nuevas generaciones y reducir la dependencia de Chile de la exportación de materias primas. “Queremos pasar de ser un país extractivo a uno que transforme sus recursos en innovación. Así, la ciencia puede convertirse en motor de desarrollo sostenible”, concluyó.


