El impactante drama médico que provocó la desaparición de Adriana Vacarezza de las teleseries
La actriz habló sobre los graves problemas de salud que enfrentó durante años y las complejas cirugías que la llevaron a alejarse definitivamente de la pantalla chica.
Adriana Vacarezza fue, durante décadas, parte del elenco estable de las teleseries más recordadas de los años 90, pero su ausencia repentina de la televisión dejó muchas preguntas.
La actriz fue una de las invitadas a Only Fama, espacio donde entregó uno de los testimonios más íntimos de su carrera y de su vida. La intérprete explicó que su prolongado alejamiento de la televisión no fue una decisión artística ni un retiro planificado, sino la consecuencia directa de un largo y complejo proceso de salud que cambió su vida para siempre.
Vacarezza comenzó a hacerse un nombre en los años 80, debutando en 1984 con Los Títeres por Canal 13, pero fue en la década de los 90 donde consolidó su carrera con recordados roles en teleseries como Ámame, Rojo y Miel, Oro Verde, Tic Tac y Cerro Alegre. Ya en los 2000, participó en exitosas producciones como Machos, donde dio vida a la profesora Isabel Füller, además de Amor en Tiempo Récord y Vivir con 10, su última aparición en televisión en 2007.
La razón tras la desaparición de Adriana Vacarezza de la pantalla chica
Según relató, el origen de todo se remonta a un atropello que sufrió en 1987. Aunque durante años logró convivir con las secuelas, el desgaste progresivo de sus vértebras cervicales derivó en un diagnóstico crítico en 2013. Los médicos fueron claros: si no se operaba, podía quedar parapléjica.
"Las vértebras del cuello cambiaron, se fueron hacia otro lado y fueron gastándose con el tiempo, hasta que ya no podía más. Era muy difícil entender lo que me pasaba (...) dolores muy intensos, imposibilidad de moverme", relató.
La cirugía implicó la instalación de placas y tornillos en su cuello, marcando el inicio de una larga recuperación.
La hermana de Marcela Vacarezza confesó que tras la intervención perdió sensibilidad y movilidad, enfrentando además un fuerte impacto emocional que la llevó a aislarse por completo. “Se me olvidó quién era la Adriana, me cortaron la cabeza...me alejé de todo, no salí nunca más, no quería que se preocuparan”, reconoció.
A este proceso se sumó una segunda cirugía, esta vez en los cóndilos mandibulares, que le ha provocado dificultades en el habla y nuevos desafíos cotidianos.
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