¡Aprovecha al máximo los beneficios del aceite de argán!
Margarita Larraín nos cuenta cómo aprovechar al máximo este popular aceite.
Todas hemos oído hablar del argán, de su aceite y de la infinidad de productos que contiene este compuesto y los cuales compramos para nutrir nuestro pelo… pero ¿Sabemos realmente qué es el aceite de argán, de donde viene o cuáles son sus beneficios? Si bien es un elemento muy nombrado, muy bien posicionado y que actualmente todas queremos tener en nuestro pelo, no es mucho lo que sabemos de él, por lo que les contaré un poco para que sepan bien qué están comprando, aplicando en su pelo y que sepan realmente qué esperar de él.
Como prácticamente todos los aceites para el pelo, el aceite de argán proviene de la naturaleza, específicamente de un arbusto que puede medir hasta 8 metros de altura, el cual da un fruto comestible del que se extrae el tan preciado aceite. Este arbusto es originario y se encuentra casi de manera exclusiva en el sur de Marruecos.
En general, el aceite de argán es utilizado para la cara, el cuerpo y el pelo, pero es en éste último en el que más éxito ha tenido, pues sirve para dar brillo, suavidad y fortaleza al cuero cabelludo, también lo hidrata y tiene un muy buen control del volumen del cabello. Una característica muy preciada del aceite de argán es que ayuda a alisar el pelo desde la raíz a las puntas de manera natural, por lo que es ideal para aquellas personas que tienen frizz, exceso de volumen o que luchan constantemente contra sus rulos indomables, además de combatir el efecto de pelo deshilachado, dándole fortaleza a éste.
Para aplicar el aceite de argán puro directamente en el pelo y aprovechar al máximo los beneficios de este aceite se debe seguir un ritual para el cual lo primero que tienes que hacer es humedecer una toalla con agua caliente, luego aplicar el aceite en todo tu pelo, poniendo especial énfasis en las raíces, cuero cabelludo y puntas, si es que estas tienden a quebrarse. Después debes masajear tu cabeza hasta que todo el aceite esté bien impregnado y penetre completamente, para luego envolver tu cabeza, sin retirar el aceite, con la tolla húmeda y deja actuar al menos por media hora. Es muy importante evitar el exceso de aceite, ya que no es bueno para el pelo, y tendrá un aspecto muy grasoso.
Transcurrido el tiempo de acción, retira la toalla y péinate, podrás ver lo fácil que es y lo poco que cuesta desenredarlo, posteriormente lava tu pelo normalmente en la ducha, procurando retirar todo el aceite de tu pelo. Aplica un acondicionador y listo, podrás ver el resultado de inmediato. Se recomienda realizar este ritual de dos a tres veces por semana para tener un pelo hidratado, fuerte, resistente a la caída y brillante.
Ahora bien si no te gustan este tipo de rituales o no tienes tiempo para hacerlo, puedes optar por los productos que contengan este aceite, aunque obviamente, siempre el mejor resultado será aplicando el aceite puro. Algo muy bueno del aceite de argán es que se puede aplicar en prácticamente todos los tipos de cabellos, lisos, crespos, secos y grasos, eso sí en las personas que tienen un pelo muy fino y grasoso yo recomiendo ser muy cuidadosas con la cantidad de aceite que se aplican ya que si no podría aumentar el aspecto de crasitud.
Para reconocer el aceite de argán puro debes fijarte en que tenga olor suave y un color dorado, que son sus principales características. Este aceite, al mezclarlo con aceite de almendras, logran entregarle al pelo una nutrición, suavidad, brillo y fortaleza únicos, logrando un pelo sano e hidratado.
Ya conoces las características del aceite de argán y sus beneficios, por lo que ahora puedes saber qué esperar de los productos que lo contengan o de él en su estado puro. Si te gustan los rituales y tienes el tiempo para hacerlo, nada mejor que los masajes de este aceite y si no, tienes la opción de comprar productos que lo contengan y que tienen una aplicación más fácil y rápida, pero que también es efectiva como las máscaras o aceites para nutrición y cuidado del color que contienen este componente. ¡Recuerda que tienes que cuidarte de la cabeza a los pies y para eso hay que partir por el pelo!




