Publicidad
Crónicas de la Patagonia

Alipio Vera conoció a los creadores de una “lancha escuela”

  • Por: Francisca Oliva
Compartir

Publicidad

En un nuevo episodio, Alipio Vera conoció a unos diseñadores que llegaron al sur a cumplir su sueño de enseñar a navegar.

En esta ocasión acompañamos a Alipio Vera, conductor de Crónicas de la Patagonia, a la Región de Los Lagos, sector norte de la patagonia, para conocer más sobre un oficio artesanal y a la vez ancestral

Los botes de navegación siempre han sido imprescindibles para esta zona del país, tanto para pescadores como para turistas y/o habitantes del sector que necesitan cruzar ríos o lagos. Se trata del trabajo de los carpinteros de ribera, labor que ha llamado la atención de los seguidores de este oficio, quienes llegan a estas tierras en busca de aprender y crear.

Esa es la historia de María Ignacia Berríos y Pablo Salomón, una pareja de diseñadores industriales que llegaron desde la Región Metropolitana hasta Quinched, Chiloé, y recibieron a Alipio Vera con mate.

La vocación

Los diseñadores, que se establecieron en el lugar hace tres años, se encontraban elaborando un velero de 6 metros impermeable, lo que sería una  “lancha escuela” para navegar a vela.

“El objetivo principal es ser felices, siguiendo nuestros sueños. trabajar con las manos, navegar, enseñar a navegar, estar cerca del mar, la naturaleza”, expresó Berríos, quien destaca que en estos años siempre han buscado la forma de llevar esta disciplina a la mayor cantidad de personas. “La gracia de esta embarcación es que es grupal. Acá nos dimos cuenta que mucha gente no sabe nadar y que tampoco les gusta navegar por algo cultural, (...). Lo mejor para eso es que entremos todos al mismo barco y convertirlo en una aula flotante”, agregó.

Pablo hizo hincapié en que ya van por el cuarto año manteniendo cautivos a los jóvenes para que aprendan a navegar.

“Nuestro objetivo es que en todo Chiloé haya más escuelas, que más gente navegue, se acerque al mar y deje de verlo como un deporte de élite”, dijo Ignacia.

 

Posteriormente, se subieron a un velero que fue creado por ella, y pese a que avanzaron muy lento debido a que el viento no les favoreció, entregó detalles sobre el pequeño bote: Lo hizo con máquina de coser casera, la misma que utilizaba para su ropa o cosas de casa ligeras.  “Me di cuenta que necesitaba una nueva máquina e invertí en una industrial. También hago  reparaciones para velas de yates, que a veces se les raja en medio de su travesía”, dijo.

 

Un año después de este momento, Alipio Vera se reencontró con la pareja. Esta vez, con su aula flotante lista y navegando, nombrado como “Quinchedina”. 

Para ver el capítulo completo haz click aquí.

 
Ver Video
Publicidad