El líder de la banda Aleste, Rodrigo Espinoza, detalló en Sigamos de Largo como fue el proceso de convertirse en pastor de una iglesia cristiana. Al respecto, confesó que esta otra parte de su vida surgió de una experiencia súper personal que tuvo con su esposa, la cantante mexicana Yuri. 

 

Contó que por mucho tiempo ella y su enamorada debieron mantener la relación a distancia, con todo lo que eso implica. Hablaban largas horas por télefono y él siempre la sintió muy lejana y decaída. 

“Me pareció algo tan tremendo, yo decía ‘qué increíble que Yuri siendo  una mujer que tiene belleza, talento, plata, fama, tenía 30 años y ya tenía una carrera de casi veinte’, entonces dije ‘todas las mujeres del mundo quisieran estar en los pantalones y zapatos de Yuri’, pero la única que no quería estar ahí era ella, porque había una parte de ella que era infeliz”, confesó.

“Y yo me decía ‘cómo es posible que esta mujer esté tan triste, llore tanto por teléfono, diciendo que siente tanta frustración y se sienta tan vacía cuando lo tiene todo’ , entonces cuando yo llegué a vivir a México me encontré con una mujer diferente, tenía otro brillo en los ojos, otra forma de hablar, tenía un brillo en la cara”, agregó.

Como el músico de Aleste no entendía que pudo haber pasado con ella y entre todas las posibilidades que se planteaba para comprender ese repentino cambio no encontraba respuestas, conversó con Yuri. Según lo relatado por el propio Espinoza, Yuri le habría confesado que tuvo un encuentro personal con Dios y que había logrado llenar lo que nadie pudo.

“Yo era creyente, católico no por convicción , entonces conocía a Dios, pero no lo conocía como debía haber sido. Yo veía un cambio tan poderoso de alguien tan grande, que nadie lo pudo cambiar más que su relación con Dios en ese momento y yo dije ‘quiero algo así, esa inyección yo la quisiera’ “.

Así fue como Yuri le habló de la palabra y compartió con él  todo lo que sabía: “Yo recibí a Dios en mi corazón y empecé una relación con Dios que no había tenido en mis 22 años de vida”. 

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Espinoza comentó que esta idea nació un día domingo, cuando su esposa le comenta que se sentía cansada como para ir la iglesia, por tanto, le pidió que él leyera la biblia y les enseñara lo que sabía. 

“Agarré la biblia y estaba ella y su asistente, nadie más, y yo les enseñé algo de lo que sabía entonces la asistente dijo ‘¿podríamos repetir esto el domingo que viene?’ y le dije ‘claro ¿por qué no?’ y me dijo ‘¿puedo traer una amiga?’ entonces así empezó la casa”.

Fue así como poco a poco la comunidad fue creciendo y pasaron de ser tres a, en la actualidad, ser más de ochocientas personas.

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