El sultán ha pasado la noche con Alexandra tal como lo tenía planeado desde el día anterior, y no oculta la alegría que siente de haber compartido con ella.

Suleimán le comenta de su amistad con Ibrahín, quien durante esa noche se luce tocando el violín, melodía que se oye en todo el palacio. Alexandra, en tanto, le dice al emperador que quiere ser su amiga, amante y compañera.

Al día siguiente, ambos disfrutan la mañana tomando desayuno y pasando un agradable momento juntos. A esa misma hora en otro lugar del palacio, la Madre Sultana y Mahidevran se reúnen para comer juntas, sin embargo la mujer de Suleimán no está de buen ánimo y su suegra se lo hace saber, comentándole que debe cambiar su actitud para recibir de mejor manera al sultán.

Mientras Suleimán y Alexandra continúan exprensando el cariño que se ha formado entre ellos, Mahidevran sufre por el amor del emperador. Aún no asimila que él haya preferido pasar la noche con la esclava rusa mientras ella lo esperaba en su habitación.

El sultán asciende a Alexandra

Más tarde, Alexandra se dirige a su recamara y le informa a sus compañeras del harén que de ahora en adelante su nombre dejará de existir, y en cambio deberán llamarla “Hurrem”.

Las ambiciones de Hurrem se cumplen, ya que ahora tendrá su propia habitación. Además, dejará de ser esclava y tendrá la categoría de “preferida”.

Cuando Mahidevran se entera que Hurrem ha ascendido, en una de las fiestas en el palacio la insta a que demuestre sus dotes de baile con el fin de provocarla. Hurrem baila llamando la atención de todas las presentes. Pero luego se muestra insolente con Mahidevran cuando esta se niega a llamarla por su nuevo nombre, provocando la molestia de la Madre Sultana, quien toma la decisión de encerrarla en un calabozo.

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