Celos, una ochentera que debemos valorar (por Bartolomé Rodrigo)

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Para los que somos nostálgicos de la televisión (incluso de la que no alcanzamos a ver), este lunes en REC TV estrenaron "Celos", de 1982. Debo decir que vi el primer capítulo y haré algunos comentarios, tanto sobre lo que vi como sobre ciertas particularidades de la misma, que creo pueden ayudar a entender un poco más el impacto de las telenovelas de antaño.

En primer lugar, cabe señalar que, tal como era la moda en esos tempranos años 80, la teleserie era una adaptación de un guión argentino, al igual que sus antecesoras "Casagrande" y "Alguien por quien vivir" y la vespertina "Bienvenido Hermano Andes". En este caso, es la adaptación de la exitosa "Piel Naranja" de Alberto Migré, que fuera un suceso televisivo en Argentina por allá por 1975 (microspoiler: el final fue modificado en la versión chilena, pero no comentaremos nada mas sobre ese particular, ya que la idea es que usted, mi estimado lector, trate de ver “Celos” sin que le cuenten todo).

Si podemos decir que en esa teleserie argentina participaron dos actores que incursionarían en pantallas chilenas en ese mismo 1982: Fernanda Mistral, que vendría a Chile a protagonizar "La Señora", de Arturo Moya Grau (curiosamente, en horario nocturno) y José María Langlais. Aquí me quiero detener porque, en primer lugar, hablamos de un actor realmente famoso en el mundo del teatro, encarnando en escenarios de toda Sudamérica al Caballero de la Triste Figura en "El Hombre de la Mancha". De hecho, era conocido en Chile justamente por ese rol, en el que compartiría escenario con Fernando Gallardo y Alicia Quiroga.

Y también me detengo porque Langlais, que había participado del elenco de "Piel Naranja" ahora sería uno de los protagonistas de su adaptación chilena, de la cual hablamos. Habiendo hecho la presentación, un comentario de lo que vi: hay, evidentemente, diferencias de ritmo respecto de lo que esperamos hoy de una telenovela.

Escenas de 10 minutos que se hacen eternas en comparación a lo que se ve actualmente. Ahora, eso no se si es criticable. Después de todo, no podemos pedirle a una teleserie ochentera que tenga un ritmo distinto al del grueso de las demás teleseries ochenteras. Es simplemente un asunto de estilo y no vale la pena detenernos en eso (podemos, en contrapartida, aprovechar la oportunidad que nos entregan esas escenas extensas para valorar las actuaciones, por ejemplo).

Se puede afirmar que había diálogos medio forzados los que dependen mucho de la calidad actoral para salir adelante. Ahí nos tenemos que detener. Evidentemente el secundario de la diva Silvia Piñeiro fue ejecutado sin estridencia, pero con maestría, en lo que alcancé a ver. Lo mejor que vi pantalla, sin dudas (y prueba, otra mas, de cuanto mérito hubo en el Premio Nacional de Arte que se le otorgaría seis años después).

El otro destacado es el propio Langlais, que desarrollaba con naturalidad el papel del hombre triste que (en el primer capítulo) trata de rehacer su vida luego de enviudar, conociendo a una chica más joven, tratando de dar algo de luz a una vida llena de recursos, pero apagada. Cabe decir que, además, a Langlais le ayudaba la voz profunda para otorgar mas dramatismo a un personaje ya bastante complejo y que ya parece que mutará a otras fases interesantes.

De los demás que aparecen en pantalla, Ximena Vidal en una actuación (por ahora) con gusto a nada pese a su minutaje en escena y Jorge Gajardo (el actor ex alcalde de La Florida) en un papel de un empleado alcahuete que parecía un poco exagerado, pero al que hay que dar una oportunidad.

Bueno, eso es lo que puedo decir en esta "Crítica de Televisión Retro" que me acabo de despachar sobre la que, hasta ahora, es la teleserie mas antigua de las emitidas por REC TV en sus cinco años en pantalla.

A seguir mirando

 

Bartolomé Rodrigo - @TresChauchas

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