Normalmente no pensamos en la historia que hay detrás de cada botella de vino cuando nos vamos a sentar a disfrutar, por eso María Gracia nos invita a conocer un lugar que hace medio siglo era terreno salvaje y que hubo que domesticarlo para convertirlo en lo que es hoy: 400 hectáreas de parras de distintas cepas para que nosotros podamos disfrutar de los sabores de los vinos de la Viña Requingua en el Valle de Curicó.